Hollywood ha inculcado en algunos de nosotros una monumental falta de comprensión en la práctica de la arqueología. Las herramientas de trabajo no son tanto los sombreros de ala, látigos y sonrisas pícaras, sino más bien paletas y cepillos. Oh, y crucifijos. Y agua bendita. Tal vez algunos pañales para adultos. Y es que algunos descubrimientos sí que se parecen a algunas películas de terror de Hollywood.

1. Sacrificios Infantiles en Momias Congeladas

Empezamos bien. Capacocha era un ritual de sacrificio de niños incas en el que sólo los niños más hermosos eran elegidos para caminar hasta la cima de una montaña andina y congelarse hasta la muerte con el fin de complacer a los dioses. El ritual se realizaba a menudo para conmemorar eventos importantes, para defenderse de los desastres naturales, o porque al emperador le daba la gana. Sucumbiendo al sacrificio, se creía que el niño sería elevado a la categoría de deidad y alcanzaría la inmortalidad. Y en cierto modo era cierto, ya que los arqueólogos están descubriendo estas inquietantemente bien conservadas «momias de hielo» aún en la actualidad.

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Probablemente, el más notable de estos sacrificios fue descubierto en 1999 en el volcán Llullaillaco de Argentina. Cuando Johan Reinhard y su equipo de arqueólogos de altura entraron en la cámara funeraria de piedra, apilados cerca de la cumbre, se encontraron con una escena literalmente congelada en el tiempo, con objetos ceremoniales vírgenes y tres niños momificados que fueron bautizados como Llullaillaco Maiden, Llullaillaco Boy, y Chica Relámpago. 

Aunque sería bueno pensar que estos niños sacrificaron voluntariamente sus vidas por lo que se creía que era el bien común, los investigadores han descubierto una historia mucho más inquietante. El último año de vida de los niños era un increíble torbellino de ceremonias fastuosas, peregrinaciones a la capital de Cuzco, alimentos extravagantes y ciertas drogas blandas como la cerveza de maíz y hojas de coca, debido a que era más fácil conseguir que un niño a aceptase su destino en un estado semiconsciente. Especialmente cuando dicho destino es la congelación hasta la muerte en la cima de una montaña.

2. Un pozo lleno de manos

Durante la excavación de un palacio de 3.600 años de antigüedad en la otrora gran ciudad de Avaris, Egipto, un equipo de arqueólogos desenterró cuatro pozos. Los pozos antiguos a menudo son pozos de cosas indecibles que hubiera sido mejor dejar que se desvaneciesen en la historia con sus abominaciones sin explotar, pero por suerte para los fines de este artículo, los investigadores decidieron seguir escavando. ¿Qué encontraron? Manos. Sin cuerpos. Solo un montón de manos desmembradas.

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Estos contenedores de reciclaje de manos antiguas fueron encontrados en el palacio del rey Khayan de los hicsos, un pueblo de Asia occidental que una vez gobernó sobre una parte del norte de Egipto. Mientras que dos de los pozos se encontraban en una parte exterior del palacio, los otros dos se hallaron en la sala del trono, lo que indica cierta importancia ceremonial. Según Manfred Bietak, el líder de las excavaciones, la mayoría de las manos eran bastante grandes y algunas de ellas lo eran mucho. Esto significa, además, que todas fueron tomadas de varones adultos. Además, todas las manos eran diestras.

En realidad, estas manos son las primeras pruebas físicas que los arqueólogos encontraron sobre una práctica ampliamente representada en el arte egipcio antiguo, en la que soldados amputaban las manos derechas de sus enemigos y las presentaban a sus líderes, quienes ceremoniosamente las echaban a un pozo, luego de dar bruscamente a cada soldado una gran cantidad de oro a cambio. Al tomar la mano derecha, creían estar robando simbólicamente la fuente del poder de su enemigo.

3. Esqueletos Puzzle

En arqueología tropezarse con restos humanos constituye un día de suerte en la oficina. Así que podéis imaginar la emoción cuando, a principios del 2000, los investigadores descubrieron no uno, sino dos esqueletos curiosamente bien conservados bajo las ruinas de un asentamiento de 3.000 años de edad, de la Edad de Bronce en las Highlands escocesas.

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Los esqueletos fueron pronto identificados como un hombre y una mujer. Sin embargo, después de más de 10 años de su estudio, el profesor de arqueología biomédica en la Universidad de Manchester, Terry Brown, finalmente se dio cuenta de algo que había estado molestándo a los arqueólogos durante mucho tiempo: algunas piezas no parecían encajar del todo bien. Tomando algunas muestras de ADN de varios huesos del esqueleto femenino, descubrió que no habían encontrado dos esqueletos en absoluto, sino que habían encontrado dos Frankestein de pesadilla cuidadosamente armados a partir de seis cadáveres diferentes.

Estudios posteriores mostraron que, antes de ser montados, los cuerpos fueron sumergidos primeramente en un pantano (estos tienen la increíble doble capacidad de momificar humanos). Ahora, aquí es donde la cosa alcanza niveles de película de terror: quienes armaron estos esqueletos sabían que, mientras que los pantanos son estupendos en la prevención de la descomposición, no son tanto para los huesos (el ambiente ácido puede romper el calcio). Así que con el fin de conseguir el punto adecuado, debieron dejar caer los cuerpos en la ciénaga, esperar a que se cocinasen a fuego lento allí, durante un año aproximadamente, luego pescarlos de nuevo, limpiarlos y finalmente armar su tétrico rompecabezas.

¿Por qué alguien iba a hacer todo este trabajo macabro? Los investigadores no tienen ni idea. ¿Necesitas un abrazo ya?

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Imagen: La Momia(1999), Axel Krause/Austrian Archaeological InstituteJohan Reinhard University of Sheffield