Lamentable y ampliamente conocida es la capacidad humana de infligirle dolor al prójimo para sacar información, conseguir confesiones o por el simple placer de verlo sufrir. La política, la religión y la “seguridad nacional” han demandado sistemas de tortura refinadamente crueles para estos fines, así como para castigar a quienes transgreden leyes y no se arrepienten de ello. Ya en Supercurioso te hablamos en una oportunidad de los peores castigos de la historia. Incluso, avanzamos en especificidad, para contarte sobre las espantosas torturas chinas. Pero, para nuestra vergüenza como especie, este tema parece dar aún mucho más de qué hablar. A continuación te presentaremos los más horribles instrumentos de tortura antiguos. Eso si, te advertimos: este artículo no es apto para sensibles. 

Los 10 peores instrumentos de tortura antiguos

1. El Tenedor del hereje

instrumentos de tortura antiguos

Iniciamos este recorrido por los más crueles instrumentos de tortura antiguos, con el tenedor del hereje. Como habrás adivinado por el nombre, este tenedor era utilizado para castigar la herejía, claro está, durante la Inquisición (española y protestante). Consiste en una barra de metal terminada en dos puntas afiladísimas, en ambos extremos, en forma de tenedor. Se ataba con una correa alrededor del cuello, quedando la parte superior debajo de la barbilla y la inferior en el hueso del esternón, obligando así al “hereje” a mantener el cuello estirado y la cabeza erguida.

Cualquier movimiento provocaba que ambas puntas se hundiesen en la carne, por lo que resultaba un instrumento perfecto para torturar, pues no causaba la muerte sino un espantoso sufrimiento físico. Las víctimas, que podían apenas murmurar, solían morir de fatiga y falta de sueño, pues les resultaba del todo imposible mover la cabeza. Y además con una pérdida mínima de sangre, lo cual aseguraba también la limpieza.

2. El Látigo

Látigo

El siguiente de los instrumentos de tortura antiguos nos suena muy familiar, sobre todo por las parafilias asociadas al sadomasoquismo. Este artefacto ha acompañado a las torturas a lo largo de la historia y en distintas latitudes: Roma, durante la Guerra de Secesión Norteamericana y hasta hoy en día, en países islámicos y asiáticos.

Existen dos tipos de látigo: el “látigo vapuleo”, un palo flexible con mango, y el tradicional, que consistía en fibras largas hechas normalmente de cuero. También hay refinadas variaciones: látigos con cuero trenzado, el “gato con nueve colas”, o sea, de múltiples cuerdas, y muchas veces les agregaban al final de ellas metales y objetos afilados para infligir aún más daño.

El látigo puede romper la barrera del sonido: al hacer el movimiento clásico de golpe, las cuerdas viajan a más de 1.234 km/h, lo que produce el típico chasquido, que no es más que una pequeña explosión sónica. Este instrumento, verdaderamente terrorífico, era utilizado como castigo (aún lo es) y las huellas no podían ser más horribles: pérdida de ojos, trozos de carne arrancados, y pérdida significativa de sangre, lo suficiente como para que la víctima cayese en un estado de shock hipovolémico.

3. El Garrote vil

Instrumentos de tortura antiguos

Muy común en España y utilizado en este país por última vez en 1975, el garrote vil es el siguiente entre los instrumentos de tortura antiguos. Era verdaderamente siniestro: te sentaban en una especie de asiento con la espalda apoyada en una barra de metal. Te ataban el cuello con una correa de cuero, unida a una manivela en la parte posterior. Al darle vuelta se iría aplastando lentamente el cuello, asfixiando a la persona hasta matarla.

Hay variaciones que incluían una especie de cuchilla que penetraba en la columna vertebral a medida que la rueda giraba. La muerte era rápida y silenciosa. Así murieron muchas personas en España, entre ellas Marianita Pineda.

4. La brida de regaño

brida de regaño

Otro de los más terribles instrumentos de tortura antiguos es la brida de regaño. Fue muy popular en Inglaterra y Escocia durante el siglo XVI para castigar a las mujeres que incurrieran reiteradamente en chismorreos y en maldiciones. También se utilizó como castigo a las brujas.

Era una jaula de hierro que cubría la cabeza y que contenía una pequeña placa de acero que se insertaba en la boca de la mujer y, literalmente, “sometía” la lengua traicionera; la mayoría de estos pequeños artefactos crecían lentamente a medida que pasaba el tiempo, aproximadamente de media a una pulgada. Tenía picos pequeños y más grandes que traspasaban la lengua y hacían sangrar profusamente a las víctimas.

Algunas de estas placas tenían una pequeña mordaza adicional en su extremo, de modo que también producían irritaciones en la garganta. Pero uno de los usos más terribles era la humillación pública, pues la jaula también tenía una correa por la que eran paseadas por las calles y todos vieran y supieran lo que había hecho. Muchas veces esto no era suficiente, y las mujeres eran apedreadas y golpeadas por el pueblo.

5. La Manivela intestinal

Manivela intestinal

Cuando se usaba la terrible manivela intestinal, la víctima era atada a una mesa donde se le hacía una incisión abdominal lo suficientemente grande como para que la mano del verdugo cupiese dentro. A continuación, se separaba el intestino delgado del fondo del estómago y se encajaba a un gancho unido a una manivela.

A medida que se hacía girar la manivela, el intestino iba saliendo centímetro a centímetro, y tanto la víctima como los otros presentes en la tortura podían ver las entrañas enrollarse alrededor del eje de la manivela.

Sin duda, uno de los más dantescos y abominables instrumentos de tortura antiguos. Fue utilizado para sacar información de delincuentes, pero el proceso era tan doloroso que generalmente las personas morían de inmediato, entre espasmos dolorosísimos y una gran pérdida de sangre.

6. El Aplastacabezas

Aplastacabezas

El siguiente de los instrumentos de tortura antiguos no requiere de mucha presentación, y es que su solo nombre ya nos anuncia el horror que causa. El condenado a ser víctima de este espantoso aparato, debía poner la barbilla en su base. La cabeza quedaba entonces encajada en el casquete. Entonces, el verdugo giraba los tornillos. Lo primero era que se rompían la mandíbula y los dientes de la víctima. Si se seguía apretando, se destrozaba el cráneo, y trozos del cerebro salían por las cavidades oculares.

7. La doncella de hierro

doncella de hierro

Otro instrumento del dolor y el terror en la antigüedad, fue la doncella de hierro, originaria de Alemania y también empleada por la Inquisición. Era una especie de ataúd vertical con un siniestro rostro femenino. En él se encerraba a las víctimas por largas horas o días, incluso hasta la muerte. Lo más terrible de este castigo, era que el ataúd estaba cubierto en su interior por decenas de clavos de hierro puntiagudo, que iban haciendo dolorosas heridas en todo el cuerpo de la víctima.

8. El potro de tortura

Instrumentos de tortura antiguos

Y entre los instrumentos de tortura antiguos, el potro se cuenta entre los más conocidos y dolorosos. Se trataba de una tabla de madera, a la que el infeliz condenado era atado de las cuatro extremidades. Mediante una polea, le era estirado todo el cuerpo hasta dislocar todas sus extremidades, causando un dolor simplemente inimaginable.
9. Las Ruedas de despedazar
Instrumentos de tortura antiguos

Las ruedas de despedazar, eran de los instrumentos para torturar más desmedidos. La persona que era condenada a sufrir esta tortura, era acostada, desnuda en el suelo. Con la misma rueda se le rompían las caderas, los hombros y todas las articulaciones. Luego de ello, se le ataba a la rueda, que era colocada sobre un poste. Se le alimentaba, para que la muerte tardara más en llegar. Una vez fallecida la víctima, el cuerpo quedaba a merced de las aves carroñeras.

10. La Cuna de Judas

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Y cerramos este tétrico viaje por los peores instrumentos de tortura antiguos, con la Cuna de Judas. En este método, el condenado era suspendido por la cintura con una abrazadera de hierro y quedaba colgado justo encima de una puntiaguda pirámide sujetada por un trípode. Si en algún momento se dejaba vencer por el cansancio y se dormía o relajaba el cuerpo, se clavaba esta afilada punta en los genitales. Y si no se obtenía de él la tan esperada confesión, eran los mismos verdugos los que bajaban su cuerpo, para propiciarle dolor.

Y tú, ¿Conocías estos espantosos instrumentos de tortura antiguos? Sin duda que son una terrible prueba de la maldad que puede habitar en el corazón de los seres humanos. Es impresionante la cantidad de artefactos hechos para producir el mayor daño en los demás.

Otros métodos de tortura

Estamos seguros de que disfrutarás conocer más historias como la de la doncella de hierro; por eso te invitamos a descubrir algunos otros instrumentos de tortura que realmente te impactarán. ¡Échales un ojo, te impactarán! 😀

Realmente curioso e inquietante.