Bennu, también conocido como 101955, es un asteroide de 490 metros de diámetro cuya ruta en torno al sol atraviesa la órbita de la Tierra y lo aproxima a la de Marte. Pasa cada 6 años cerca de la Tierra, cuando puede ser observado con telescopios, y fue descubierto en 1999. Y en 2018, si todo sale bien, tendrá un encuentro cercano con una sonda espacial terrestre, OSIRIS-REx.

¿Conoces el proyecto espacial OSIRIS-REx?

Bennu fue descubierto por un observatorio de Estados Unidos en septiembre de 1999 y originalmente fue identificado como 1999 RQ36. Cuando fue escogido como objetivo de la misión espacial OSIRIS, la NASA realizó un concurso para darle un nuevo nombre y lo ganó un niño de nueve años, Michael Puzio, al proponer Bennu, un ave mitológica egipcia asociada al Nilo y al sol, y de donde podría derivarse el mito griego del ave Fénix.

El nombre de OSIRIS-REx no es exactamente egipcio y vendría a ser un acrónimo, resultado de la suma de las siguientes abreviaturas: Origins, Spectral Interpretation, Resource Identification, Security-Regolith Explorer; el objetivo de esta sonda espacial, lanzada por la NASA a principios de septiembre de 2016, es interceptar a Bennu a fines de 2018, posarse, tomar muestras del asteroide y retornar a la Tierra en 2023.

Para realizar la recolección de muestras, la sonda cuenta con un brazo robótico que debería recoger entre 60 gramos y 2 kilogramos, la mayor cantidad de muestras extraterrestres desde la realizada por el Apolo XVII en 1972. Estas muestras permitirán analizar la composición geológica del asteroide, sus elementos químicos y la presencia de materia orgánica; información que contribuiría a comprender un poco más cómo fue el origen de nuestro sistema solar.

Además del brazo retráctil, OSIRIS-REx cuenta con tres cámaras y una cápsula para guardar las muestras. Fue diseñada como un objeto compacto, capaz de resistir las peores condiciones del espacio, y a pesar de su sofisticación no resultó una nave costosa.

¿Conoces el proyecto espacial OSIRIS-REx?
El equipo de la NASA revisando la sonda

Otro de los objetivos de la misión OSIRIS-REx es estudiar el “efecto Yarkovsky”, como se conoce a los cambios en la órbita de los asteroides producidos por las alteraciones bruscas de temperatura en la superficie de los asteroides, al pasar cerca del sol. Un dato fundamental, si consideramos que en torno a 2135 Bennu pasará entre la Tierra y la Luna, y que eventualmente el efecto Yarkovsky podría llevarlo a cambiar su órbita y arriesgarnos a un posible impacto, que podríamos evitar conociendo un poco mejor el comportamiento de los objetos que se mueven cerca de nuestro planeta.

Esta misión espacial es un nuevo paso en la exploración pacífica del espacio y en pos de un mejor conocimiento de nuestro sistema solar, otro paso en el camino de los dioses, por lo que es hasta natural que la sonda lleve el nombre de uno.

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