Casi todos nosotros sabemos lo que es estar consciente e inconsciente. No cabe duda de, que por ejemplo, cuando vamos a someternos a una intervención quirúrgica, la anestesia es ese aliado esencial y vital que nos permite estar alejados de todo aquello que ocurre a nuestro alrededor y en especial, en nuestro interior. Es decir, la dosis justa de fármacos administrada por los anestesiólogos, nos protegen de todo dolor o sufrimiento.

Ahora bien… ¿Y si te dijéramos que los médicos nos hablan ya de un tercer estado de la consciencia? Se trataría de una especie de dimensión intermedia donde a pesar de no poder movernos o de comunicar, somos sensibles a todo lo que sucede a nuestro alrededor.

Hablando claro (y sin anestesia)Una de cada 45.000 personas siente el dolor durante las intervenciones quirúrgicas porque no ha llegado a un estado total de inconsciencia. ¿Puede existir una pesadilla más terrible que esta? Nosotros creemos que no.

Te ofrecemos todos los datos a continuación.

¡Estoy despierto!  ¡Siento todo lo que están haciéndome!

El doctor Jaideep Pandit es profesor y un anestesiólogo reputado de los Hospitales Universitarios de Oxford. A lo largo de su extensa carrera se ha encontrado más de un caso, personas que al ser reanimadas tras una intervención, le han revelado llenas de pánico y sufrimiento que han sentido cada punzada, cada corte, cada movimiento realizado en el interior de su organismo.

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Cabe decir que los médicos tienen monitoreado al paciente en todo momento, y por lo general, saben cuando una persona ha alcanzado el nivel adecuado de insconsciencia para poder iniciar la intervención. Entonces ¿Qué es lo que ocurre? ¿Por qué 1 de cada 45.000 personas sufren estas desagradables experiencias? El profesor Pandit ha llamado a este fenómeno dysanaesthesia o el tercer estado de la consciencia, y para que lo entendamos mucho mejor, nos explica estos aspectos a tener en cuenta:

  • A día de hoy se sabe muy poco sobre lo que es la consciencia y cuáles son sus límites. Sabemos por ejemplo que al administrar una serie de fármacos la persona quedará dormida y no sufrirá dolor, pero ¿Quién garantiza que ocurra lo mismo en todas las personas?
  • Para el doctor Pandit existe una especie de «estado crepuscular» intermedio en algunos pacientes, y para ello, para saber si una persona es sensible a este fenómeno, suele utilizar una sencilla prueba en el antebrazo. Para ello se aplica un torniquete para que los relajantes musculares no hagan efecto en esta zona. Con ello, si en el momento de la intervención la persona sufre dolor, podrá avisar al equipo médico moviendo ese antebrazo. Un gran alivio, no cabe duda, algo que nos hace pensar y que nos gustaría que se llevara a cabo en todas las intervenciones.
  • Para averiguar el por qué de la dysanaesthesia, se llevó a cabo una prueba controlada con un paciente que ya había experimentado este fenómeno. Se le sedó mientras se obtenían imágenes cerebrales en 2D y en 3D. ¿Y cuáles fueron los resultados? El cerebro parecía luchar para evitar la inconsciencia, quedando en un estado intermedio a medio camino entre el sueño y la realidad donde a pesar de no poder reaccionar y no poder moverse, siguen teniendo los sistemas neurológicos asociados al dolor ligeramente activos. Es decir, muchos pacientes sentirían «una molestia» pero no dolor real. Otros en cambio, sí sienten el sufrimiento en toda su crudeza.

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Las investigaciones sobre la dysanaesthesia siguen en marcha. Es un campo complejo en el que los médicos y neurólogos avanzan casi a «oscuras» pero con la necesidad imperante de evitar este sufrimiento inhumano al que algunas personas se ven sometidas sin saberlo. A pesar de que esa proporción de 1 cada 45.000 no sea muy elevada, ya es relevante como para poner medidas y mecanismos de solución. Estaremos al tanto…

No olvides dejarnos tu opinión sobre el tema, y si lo deseas, te invitamos también a conocer la parálisis del sueño…¡Tu peor pesadilla!