Cuando te hablan de fósiles, seguro imaginas conchas marinas en la superficie de una pared rocosa, o paleontólogos tirados en el suelo en algún desierto de América del Norte, despejando con una escobilla el hueso gigante de un dinosaurio; pero aquí te contaremos de algo completamente distinto: sobre el fósil de un fruto que además conservó su aspecto exterior por ¡52 millones de años!

¡Descubren el fósil de un fruto de 52 millones de años!

Vamos al otro extremo, de la imagen sugerida con el fósil del dinosaurio, al extremo sur de Suramérica, pues fue en la Patagonia argentina, en el yacimiento de la Laguna del Hunco (Provincia de Chubut), donde un grupo de investigadores de Estados Unidos y Argentina se toparon con dos frutos fósiles del género Physalis, una planta perteneciente al género de las solanáceas, es decir, pariente del tomate, la papa y el tabaco, y con un descendiente que fue domesticado por los pueblos que habitaron el Perú, la Physalis peruviana, que actualmente se cultiva en distintas regiones del mundo.

¡Descubren el fósil de un fruto de 52 millones de años!
El fósil encontrado

Este género de las solanáceas, oriundo de América del Sur, se caracteriza porque los sépalos de la flor continúan creciendo después que se forma el fruto y terminan por cubrirlo. Lo interesante del descubrimiento realizado en Patagonia es que los fósiles conservaron estas delicadas características externas (es como si de un gran saurio se hubiera fosilizado parte de la piel y la carne, mostrándonos cómo era su aspecto exterior).

¡Descubren el fósil de un fruto de 52 millones de años!
El fruto con los sépalos

La otra gran sorpresa proporcionada por estos fósiles de physalis fue su antigüedad. Para averiguar su edad se aplicó a los fósiles una técnica de datación basada en la desintegración del argón, que calculó la antigüedad de esta physalis en 52,22 millones de años. Entonces América del Sur todavía era parte del supercontinente Gondwana, junto a Australia, la India, la Antártida y África.

Hasta ahora la antigüedad estimada de este género de las solanáceas era de 10 millones de años, lo que ha llevado a afirmar a la botánica de la Universidad de Cornell y coautora de esta investigación publicada en Science, Mónica Carvalho:

“muestra que la historia evolutiva de esta familia de plantas es mucho más antigua, en particular en América del Sur, de lo que se creía hasta ahora, revelando claves para entender la diversificación de la familia”.

La especie actual más difundida de este género, la Physalis peruviana, conocida también como uchuva, aguaymanto o ushun (y también como goldenberry y tomate silvestre), es sembrada comercialmente en Australia, Suráfrica, la India y Nueva Zelandia, entre otros países, y ahora goza de un antecesor de notable antigüedad, del fósil de un fruto que ha sido bautizado como Physalis infinemundi (“Physalis del fin del mundo”).

Éste vendría a ser el descubrimiento más antiguo del fósil de un fruto de una solanácea y, según Mónica Carvalho, obligará a reescribir la historia evolutiva de las plantas.

¿Te interesó el artículo? Entonces, no dejes de leer ¿Las granjas del futuro estarán en una habitación?