En artículos anteriores, ya os hablábamos de cómo el ejército estadounidense o empresas tan importantes como Amazon han empezado a utilizar esta tecnología. Aumentar la velocidad de recibo de nuestros pedidos en compras hechas por Internet o el uso de estos aparatos en los conflictos bélicos venideros son sólo la punta del iceberg. Con tantos detractores como entusiastas, estamos seguros de que estos «avioncitos» cambiarán radicalmente nuestra forma de ver y hacer las cosas dentro de muy poco tiempo.

En los últimos años los drones se han ganado bastante mala fama debido a su uso militar, sin embargo y a pesar de estar todavía prohibido su uso comercial en multitud de países, no hacen más que surgir propuestas interesantes y creativas de su uso.

Imágenes de película desde el aire

Aunque, como decimos, prohibidos para uso comercial, recientemente la Federal Aviation Administration (FAA) de Estados Unidos ha hecho una excepción con seis estudios cinematográficos,  dándoles permiso para utilizar estos aparatos en la grabación de ciertas tomas y siempre dentro de sus sets de rodaje. Los equipos tendrán que ser revisados antes de cada uso, no podrán alzarse más de 400 metros, tendrán que ser «pilotados» por un técnico con licencia de vuelo y, por supuesto, la FAA deberá ser notificada de cada uno de los rodajes en los que serán usados. Seguro que dentro de pocos años ya no tendremos que ser un gran estudio de cine para conseguir fantásticos planos aéreos.

Drones graffiteros

Y de arte va la cosa, porque no sólo en el cine están empezando a usarse estos aparatos, sino que ya están surgiendo artistas que empiezan a experimentar con ellos. Tal es el caso del graffitero y hacker Katsu, famoso (¡y perseguido por los policías!), entre otras cosas, por haber convertido una serie de extintores en unos enormes aerosoles de pintura con los que firmó la fachada del Museo de Arte Contemporáneo (MOCA) de Los Ángeles en el 2011. Fue su peculiar respuesta a la exposición «Art in the Streets» programada por el museo para el día siguiente, a la que no había sido invitado.

Pues bien, el famoso y polémico artista se ha subido también al carro de los drones y, después de sus extintores-spray, ha empezado a utilizar uno de estos aparatos para elevar sus arte por los aires. Ha ideado un sistema con el que les incorporar botes de pintura creando, ni más ni menos, que los primeros drones graffiteros. Los primeros lienzos pintados con esta técnica fueron recientemente expuestos en la Feria de Arte Contemporáneo de Silicon Valley.

En fin, por si estos ejemplos os parecieran poco, siempre os podéis poner en contacto con los expertos del Drone Journalism Lab, un grupo de estudiantes y profesores de la Universidad de Nebraska, que ya estudian afanosamente cómo los drones cambiarán en pocos años también el mundo del periodismo.