Hace poco Supercurioso publicó un artículo sobre Chagan, en Kazakhstán, donde por arte de experimentos que desconocían los efectos de la radiación crearon un lago atómico. En esta ocasión te hablaremos sobre la tragedia que ocurrió en Fukushima.

Japón tiene el dudoso honor de ser el único país del mundo donde se han lanzado bombas nucleares sobre dos de sus ciudades, Hiroshima y Nagasaki, hace justamente setenta años, que causaron, en lo que quedó de 1945 después de ese trágico agosto, más de 220.000 muertos.

Irónicamente, después de la guerra, Japón firmó un tratado que le prohibía adquirir o desarrollar armamento atómico. Pero eso no lo libró de una nueva tragedia nuclear: el accidente de Fukushima.

El accidente nuclear de Fukushima

Sesenta y seis años después de los ataques de Hiroshima y Nagasaki, el pueblo nipón se vio afectado por un nuevo incidente nuclear, aunque esta vez como consecuencia de una catástrofe natural: el terremoto y tsunami que en marzo de 2011 asoló Japón oriental (la costa del Pacífico), provocando más de veinte mil muertes y el accidente nuclear más grave desde Chernóbil.

Barrera contra los tsunamis, destruido por el terremoto y el tsunami de 2011
Barrera contra los tsunamis, destruido por el terremoto y el tsunami de 2011

Para el momento del terremoto y de las olas de más de cuarenta metros de altura, había tres reactores activos en la planta nuclear de Fukushima. Los edificios explotaron, los sistemas de emergencia fallaron y hubo una triple fusión nuclear y un escape masivo de radiación, que obligó al gobierno a evacuar a todos los habitantes cuarenta kilómetros alrededor de la planta.

Aunque, cuatro años después, los niveles de radiación descendieron y las labores de descontaminación han cumplido gran parte de su objetivo, aún hay miles de residentes que no han podido volver a sus hogares, como ocurre con los pobladores de Iitate.

Un hermoso pueblo fantasma: Iitate

Considerado como uno de los pueblos más bonitos de Japón, Iitate, enclavado entre montañas y con seis mil habitantes, también era reconocido por sus árboles frutales, sus flores y su ganadería de carne.

castillo en Fukushima

Hace cuatro años quedó en el perímetro de cuarenta kilómetros afectado por el accidente nuclear, y sus pobladores se vieron obligados a abandonar sus propiedades y a alojarse con familiares o en casas provisionales.

Cuatro años después del desastre, Iitate sigue siendo uno de los doce municipios afectados por la radiación y a los que no se puede regresar, o al menos dormir en ellos. Para muchos de sus habitantes se ha hecho una rutina pasar el día en la ciudad y sus campos, y abandonar el área poco antes de oscurecer. ¿Haciendo qué? Pues ayudando en las labores de descontaminación, midiendo niveles de radiación, manteniendo sus casas…

Una catástrofe invisible

La radiación mata de forma silenciosa, intangible, y los habitantes de Iitate, como otros 120 mil pobladores, debieron retirarse para ver cómo la destrucción venía de la mano de máquinas excavadoras, grúas y camiones que han estado recogiendo el suelo contaminado en miles de bolsas negras.

grúa

Y aunque no saben cuándo podrán volver a sus casas, sí tienen la certeza de que muchos jóvenes no lo harán.

Comenta Yuri Kanno, de 29 años, esposa de un empleado de la planta nuclear y con dos niños pequeños:

No sé si quiero volver. Me siento segura donde vivo ahora. No creo que la radiación vaya a desaparecer de repente y esto me preocupa por mis hijos. Quizá mis abuelos vuelvan, yo les iré a visitar.

medicion

Mientras tengamos sobre nuestras espaldas la sombra de la destrucción, nos sentiremos cada vez más inseguros en la Tierra.

Si quieres conocer más del tema, lee nuestro artículo sobre los efectos de la radiación en el caso de las pruebas nucleares realizadas en Nevada, en los años 50.