No conocemos su nombre real, el mundo del circo y la sociedad americana y europea de principios del siglo 20 la conocía, simplemente, como «la mujer partida por la mitad», o la bella Madame Gabrielle.

Decían de ella que había sufrido una accidente de niña, que un tren había cortados sus piernas. Otros explicaban que fue su padre, un hombre violento y cruel quien la lastimó siendo sólo un bebé… Ahora bien, nada de esto era cierto. Madame Gabrielle llegó al mundo en 1884 en Basilea, Suiza, y nada más nacer, su cuerpo terminaba a la altura de las caderas.

Fue la naturaleza quien le dio ese cuerpo singular, pero también esa belleza natural que cautivó a medio mundo. El circo, se encargó como siempre ocurría en esta época, en aprovechar su aspecto para obtener beneficios, y revestir su aspecto dulce con alguna triste historia que conmoviera aún más al público.

Estamos seguros de que te encantará saber más cosas de Madame Gabrielle.

Mademoiselle Grabrielle, la bella mujer partida por la mitad

Madame Gabrielle no estaba partida por la mitad ni era tampoco una «media mujer». Era una muchacha brillante e independiente que desde bien temprano, viviendo en Suiza, supo que para ganarse la vida solo tenía una opción: viajar a Estados Unidos y unirse a una compañía circense. Desconocemos cómo fue ese viaje, y cómo se tomó su familia aquella decisión, pero lo que sí se sabe es que fue no tardó demasiado en unirse a la compañía más famosa y lucrativa, el «Dreamland Circus Side Show: Ringling Bros and Barnum & Bailey».

madame gabrielle (Copy)

Tuvo un contrato con el cual pudo viajar por infinidad de estados con sumo éxito. Ahora bien, sabiendo muy bien que había adquirido la bastante fama como para apartarse de ese contexto donde se buscaba ante todo la deformidad, la polémica y lo «sobrenatural» para ganar dinero, Madame Gabrielle decidió dejar la compañía junto con su representante e iniciar un nuevo camino en el teatro.

La compañía «Ringling Bros and Barnum & Bailey», conocida ante todo por ser el circo de los «freaks» vio esa decisión de forma muy negativa, hasta el punto de demandarla y llevarla a juicio, porque su contrato aún debía durar unos cuantos años más. Al final, la ley obligó a Gabrielle, tener que pagar unos 2000 dólares como indemnización por su partida, una suma considerable para esta época.

No obstante, todo le fue bien. El mundo del teatro la acogió con los brazos abiertos: su aspecto delicado, bello, y sus vestidos victorianos hacían que el público no buscara el «morbo» sino su aire angelical cada vez que la oían cantar, tocar el violín o, simplemente, hablar sobre cómo era su vida.

mujer

Madame Gabrielle cautivaba. Hasta el punto de que tuvo numerosos amantes y se casó más de tres veces. Desconocemos más de ella, o cómo fue su muerte, o si puedo vivir de forma cómoda hasta el final de sus días. Su nombre aparece muy unido al de las hermanas Hilton, de las que ya te hablamos en Supercurioso, las dos gemelas unidas por la espalda que fueron explotadas desde niñas por el mundo del circo y el teatro.

La «mujer partida por la mitad» fue toda una celebridad en esta sociedad de principios de los años 20, decían de ella que era como una muñeca de porcelana a la que llevaban de aquí allá para que captara la atención del público. Si ella fue feliz de este modo, entonces, esperamos solo que el resto de su vida brillara de la misma forma.

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