En Supercurioso te hemos hablado de síndromes como el de Marfan, que da un aspecto y una elasticidad muy impactantes a las personas que lo padecen, pero que llevados con confianza y aunados a un gran talento, pueden dar como resultado actores de la talla de un maestro del cine de terror que te presentamos. En esta ocasión, queremos acercarnos al síndrome de Prader-Willi, una terrible condición que dependiendo de su gravedad puede conllevar comportamientos absolutamente catastróficos, tanto para quien lo padece, como para quienes rodean a esta persona, que pueden verse superados por tan rara enfermedad.

El terrible síndrome de Prader-Willi, «comer sin parar hasta morir»

El síndrome de Prader-Willi es una condición genética, no hereditaria, que encuentra su causa en la falta de un gen en el cromosoma 15. El motivo de esta anomalía puede estar en que los genes paternos no están presentes en el cromosoma 15, que hay defectos en estos genes del padre o que los genes de la madre en el cromosoma 15 se presentan 2 veces.

El síndrome de Prader-Willi "comer sin parar hasta morir"

Sea cual sea la causa, el resultado será un bebé con hipotonía, que mostrará dificultades para alimentarse y que padecerá el síndrome de Prader-Willi. A medida que el retoño alcance la niñez, habrá un síntoma que será cada vez más acusado: un hambre insaciable.

¿Por qué esta voracidad? El Prader-Willi afecta directamente al buen funcionamiento del hipotálamo, concretamente al diencéfalo. Esto significa que el control del apetito queda muy afectado, provocando que no exista la sensación de saciedad. No es que tengan hambre constantemente, es que nunca llegan a sentirse llenos.

El síndrome de Prader-Willi "comer sin parar hasta morir"
«La monstrua desnuda» (1680), de Juan Carreño de Miranda. Una niña presuntamente afectada por el síndrome de Prader-Willi

Este hambre, aunada a la deficiencia del tono muscular, la falta de energía y que exista un gran porcentaje de grasa en el cuerpo, hace que muchos de los afectados padezcan obesidad mórbida.

Cabe decir que, además, puede afectar también al aprendizaje, al crecimiento -haciendo que la maduración no llegue a completarse-, problemas para respirar, flexibilidad extrema y comportamiento obsesivo-compulsivo.

Pero, ¿de verdad podrían comer sin parar hasta morir?

Este hambre insaciable, aunada a un comportamiento obsesivo-compulsivo, puede ser algo realmente peligroso. Piensa en ti mismo: cuando sientes hambre, comes hasta que ya no estás hambriento, ¿no es así? Imagínate que nunca, jamás, llegase ese momento. Seguirías comiendo y comiendo, sin saber que estás llenándote demasiado. Imagina que, además, eres un niño, que no eres consciente realmente de tus límites. Es aterrador.

El síndrome de Prader-Willi "comer sin parar hasta morir"

Por eso, los padres y familiares de los pequeños (y adultos) que sufren este síndrome deben estar muy, muy alerta. Vigilar qué comen y cuándo lo hacen, teniendo que lidiar con ataques de ira provocados por esta necesidad de comer que, aunque deseen complacer, no ayudará a sus retoños. Simplemente, terrible.

El síndrome de Prader-Willi "comer sin parar hasta morir"

El Daily Mail presentaba el caso de un niño de 10 años, Ben Green, afectado por el síndrome de Prader-Willi. El testimonio de sus padres te rompe el corazón, su deseo es darle todo lo que desea, pero lo que él quiere es comer a todas horas, llenar ese vacío inabarcable, pero ellos no pueden concedérselo, porque esta imperante necesidad podría matarlo. Por el contrario, tienen que perseguirlo, vigilando que, citando a la madre de Ben, no «lama las encimeras» o «eche el ojo a la comida del gato del vecino», pues no puede controlar el impulso.

El peor momento para los Green fue el día en que el pequeño Ben, feliz porque sus padres le habían permitido tomarse una piruleta, vio como una avispa se posaba sobre ella. Ben se metió el insecto en la boca junto con su caramelo. Aunque hicieron lo posible por sacar al animal y el dulce de la boca del niño, el aguijonazo ya había sucedido. Sus padres se encargaron de la avispa y tiraron la piruleta, pero como explica la señora Green, «la picadura no le hizo saltar (…) lo que le enfadó fue que le quitáramos la piruleta».

El síndrome de Prader-Willi "comer sin parar hasta morir"

Una condición rara que prácticamente nadie se molesta en investigar y que, aunque existen ejercicios y tratamientos de hormonas, no cuenta con una cura, con un remedio. Echemos un poco de luz a este síndrome que se nos antoja algo insufrible para quienes lo padecen y agotador para los familiares de estos, pues, aunque sean pocos los afectados: existe.

¿Conocías esta enfermedad?

Si te ha interesado este artículo, puede que quieras descubrir el caso de la niña robot: ni come, ni duerme, ni siente dolor.