Como colofón al Nuevo Testamento encontramos el único Apocalipsis aceptado por la mayoría de Iglesias cristianas, se trata del Apocalipsis de San Juan. Sin embargo éste no es el único que existe y que en algún momento se atribuyó a alguno de los apóstoles o a una de las personalidades relacionadas con el primer cristianismo como el  Apocalipsis de Pedro, del que ya te hablamos en Supercurioso, o como el que en esta ocasión queremos conocer: Apocalipsis de Pablo, ¿qué sabes de él?

El Apocalipsis de Pablo

Realmente existen dos apocalipsis atribuidos a Pablo. Ninguno de los cuales ha sido aceptado por las Iglesias cristianas más importantes. El primero de ellos es conocido como el «Apocalipsis Copto» y fue hallado entre los códices encontrados en unas grutas próximas a Nag Hammadi, en Egipto, en 1945. Pertenece a los llamados Evangelios Gnósticos y se cree que fue escrito en las primerías del siglo II.

Apocalipsis de Pablo, ¿qué sabes de él?

En este Apocalipsis, escrito en copto, Pablo tiene una visión celestial en la que viaja por varias esferas que componen el Cielo. En la séptima encuentra a un anciano que parece ser Dios, pero no se detiene ahí ya que en el Cielo hay más círculos que atravesar. Por la forma en que este Apocalipsis trata la figura de Dios/anciano, los expertos creen que fue alguien relacionado con la secta de los Cainitas, quien lo escribió realmente. Se tenían noticias de él, pero hasta el hallazgo del fragmento de Nag Hammadi no se había podido verificar su existencia.

Apocalipsis de Pablo, ¿qué sabes de él?

El segundo se conoce como el Apocalipsis de Pablo o Visión de Pablo, está incluido en los llamados Evangelios Apócrifos y se cree que fue escrito en el siglo III. El texto, originalmente en idioma griego, describe detalladamente la visión de San Pablo del Cielo y del Infierno narrado en primera persona. Según los expertos este Apocalipsis es importante, ya que contribuyó en gran medida a conformar la idea del cielo y del infierno que han tenido los cristianos durante siglos.

Un punto curioso es el momento en que Pablo convence a Dios de que a los que están en el infierno les dé un día libre: el domingo. El texto es muy parecido al llamado Apocalipsis de Pedro al que añade muchos detalles como el hecho de que el orgullo está en la raíz de todos los males o que el infierno tiene ríos tanto de fuego como de hielo -éste último para los que tienen el corazón frío-. Los ángeles informan a Dios sobre los hombres y cuando mueren son juzgados y sentenciados. El justo va al paraíso y el malo al infierno y de ambos lugares encontramos en este escrito una descripción pormenorizada.

Desde el principio se consideró un texto apócrifo aunque fue leído en los primeros siglos de nuestra era y especialmente en la Edad Media por numerosas personas, entre ellos literatos que utilizaron sus descripciones del infierno en sus obras. Entre ellos podemos mencionar el Infierno de Dante en «La Divina Comedia» o el poema inglés «Beowulf».

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