Supercurioso ha hablado con anterioridad sobre la relación de los recuerdos y los olores. En esta oportunidad trataremos lo relacionado al sentido del olfato y todo lo que significa nuestra percepción a través de la nariz.

Un sentido algo olvidado

Cuando comemos cualquier alimento podemos saborearlo gracias al olfato, pues su sabor está determinado por su olor en casi un 90% de los casos. Al tener gripe, por ejemplo, y tapársenos la nariz, podremos corroborar que la comida no nos sabe a nada: no le encontramos el gusto a la sopa o al estofado o a la pizza.

olor

Si no tenemos olfato tampoco tendremos sentido del gusto, pues la lengua sólo puede percibir lo salado, lo dulce, lo ácido y lo amargo; los demás matices los pone el olfato.

¿Qué es el olor?

Es algo difícil de responder, pues unas sustancias tienen olores más fuertes que otras. Claro, básicamente es percibir por el olfato, oler.  Para ello, las sustancias que percibamos deben ser gaseosas, grasas o solubles en agua; y nuestra sensibilidad varía para cada sustancia.

ajo

Esta sensibilidad se expresa con el valor umbral, lo cual representa la mínima concentración de una sustancia que puede ser detectada por la mitad de personas presentes en determinado lugar. ¿Un ejemplo? Una sustancia como el cloroformo se detecta con sólo 130 moléculas en un millón de moléculas de aire; los clorofenoles con 3 en cien billones de moléculas de aire (los clorofenoles son un tipo de sustancia que se produce cuando se añade cloro al fenol. Se usa sobre todo en pesticidas y antisépticos, y también para blanquear la pulpa de madera cuando se hace papel. Es súper contaminante).

¿Para qué sirve el olfato?

Para muchas cosas: es determinante en la atracción sexual (cuando se habla de la química entre dos personas, en realidad a lo que se hace referencia es a la “compatibilidad de olores” o gusto por el olor de cierta persona). Pero es algo inconsciente, pues este olor no puede ser detectado.

Curiosamente, el sudor y la orina (¡así es, la orina!) juegan un papel preponderante cuando dos personas se gustan, pero sólo es posible cuando estos olores son apenas detectables; tanto el sudor como la orina contienen hormonas que disparan la atracción o la repulsión de los sexos. Muchas veces estos tipos de olor se añaden a los perfumes para recrear esa atracción.

También nos ayuda a detectar cuando un alimento está en mal estado o podrida, o cuando hay sustancias tóxicas presentes.

comida podrida

La industria del consumo a menudo usa olores para hacer que compremos; un ejemplo de ello es ciertos supermercados que colocan hornos de pan.

Asimismo, el olor puede modificar nuestro estado de ánimo. En Japón, por ejemplo, existen algunos edificios de oficinas que liberan en el aire acondicionado, por las mañanas, olores frescos con la finalidad de que los empleados tengan mejor humor y sean más productivos. El olor es imprescindible para un ambiente agradable.

En el aspecto negativo, un mal olor puede generar algunas veces dolores de cabeza, náuseas, disminución del apetito, aumento del estrés o perturbaciones del sueño. Y, por supuesto, pérdida de clientes si es una tienda que huele mal.

Sentido exacerbado

Habréis oído hablar de la novela El perfume, que fue llevada al cine hace unos años. El protagonista tenía un sentido súper desarrollado del olfato, pero en cambio no tenía olor corporal. Obviamente es cosa de ficción, pero ciertamente hay personas que huelen más que otras lo que está a su alrededor.

Escena de la película "El perfume" (Tom Tykwer, 2006)
Escena de la película «El perfume» (Tom Tykwer, 2006)

Hay que desarrollar este sentido. Un buen ejercicio es intentar describir los olores que nos rodean cotidianamente y prestarles atención. Además de que afinaremos nuestro olfato, aprenderemos a disfrutar de cada instante y a mejorar nuestra memoria.

¿Y tú qué piensas? ¿Eres de las personas que apenas huelen o, por el contrario, detectan hasta el más mínimo tufillo? Comparte tus experiencias constructivamente.