El universo no solo es un espacio asombroso, sino también misterioso. Desde que el hombre sabe que el mundo es mundo y que no somos más que una canica que da vueltas en torno a otra canica más grande, en un terreno vastísimo repleto de otros planetas, el hombre se ha interesado por descifrar todos los misterios que rondan el universo. Por supuesto, seguimos muy lejos de conseguirlo, pero en el paso hacia allá hemos generado algunas consecuencias espaciales, principalmente la que se conoce como el síndrome de Kessler. Pero, ¿qué es este síndrome? En Supercurioso nos interesamos por este extraño planteamiento y queremos compartir contigo nuestros descubrimientos.

El espacio sigue siendo una zona inexplorada para el hombre, al menos si lo ponemos en la perspectiva adecuada: de toda la vastedad del espacio, la humanidad apenas ha podido recorrer un ínfimo porcentaje, y para ello ha tenido que hacer un esfuerzo gigantesco. Enormes organizaciones, con presupuestos inmensos, se organizan para llevar a unos pocos al espacio, a la Luna o al planeta rojo, y todavía estos son solo unos pequeños pasos para intentar conocer algunas de las tantas curiosidades del universo. Pareciera ser un trabajo ingrato, tanto esfuerzo por migajas, pero el hombre no se ha detenido por ello, ni piensa hacerlo. La ambición y el poder de la curiosidad son siempre mayores.

Cómo se formó el mundo, de dónde venimos o cómo se creó la vida son solo algunas de las preguntas que nos hacemos como seres humanos, independientemente de si nuestras creencias tienden más a la ciencia o a la religión. Son muchos los científicos que creen que muchas respuestas pueden hallarse en la exploración del universo. Es por esta razón que se ha continuado juntando esfuerzos, cada vez mayores, por llegar al espacio. Aunque también salen a relucir otros fines.

Basta con retroceder unos años, ir hasta la época de la construcción del muro de Berlín, para notar que la carrera espacial no solo ha sido una búsqueda de saber, sino también de control, de poder, y esas ambiciones no han hecho más que acrecentarse desde entonces (aunque algunos pudieran creer que sí). Una de las consecuencias de esta carrera es precisamente el síndrome de Kessler.

El Síndrome de Kessler y la imparable carrera espacial

1. La carrera espacial y su continuidad en nuestros tiempos

La carrera espacial

Hay quienes creen que la lucha por el control espacial es una cuestión que atañe únicamente a las películas de ciencia ficción. Star Wars, Guardianes de la Galaxia o Star Trek, son grandes ejemplos de una realidad futurista en la que el control por el espacio está en juego, pero la verdad es que en el presente también se libra una lucha (aunque un poco más disimulada) por el control espacial. Y es que desde que inició la carrera espacial no hemos visto más que una pugna de fuerzas que luchan por alcanzar el poder fuera de las fronteras terrestres y, de hecho, por eso es que se le denominó carrera espacial en primer lugar.

De hecho, la carrera espacial se ha ido intensificando en los últimos años. Al principio solo había dos grandes competidores: Norteamérica y sus países aliados contra la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Pero en la actualidad los escenarios han cambiado, la guerra fría ha terminado, al menos en apariencia, y la URSS se encuentra extinta. No obstante, su más grande heredero, la implacable Rusia, ha seguido muy bien sus pasos, al menos en lo que a mantenerse como potencia se refiere. Pero la carrera espacial en la actualidad no es solo Rusia contra Estados Unidos, sino que en los últimos años se han ido sumando nuevos participantes, como los son China e, incluso, la India.

Es precisamente en este contexto donde el síndrome de Kessler se vuelve relevante. Y es que, con tantas pruebas espaciales, con tantos cohetes que han sido enviados al espacio y que han terminado por desintegrarse en él, el ser humano ha venido creando el contexto exacto que Donald J. Kessler, consultor de la NASA, temía en la década de los 70.

2. El síndrome de Kessler: una teoría sobre la basura espacial

Corría la década de los 70, la carrera espacial seguía siendo una novedad de lo más relevante y el mundo se discutía entre las dos grandes potencias. Cada día era un pequeño paso al frente, y lo que era un pequeño paso para el hombre parecía convertirse, a cada instante, en un gran paso para la humanidad. El optimismo reinaba por todos lados, y en cada polo había alguien que sostenía que su lugar era el mejor. Fue para entonces que el científico y consultor de la NASA Donald J. Kessler desarrolló una teoría que, si bien era importante, no cobraría relevancia hasta muchos años después. La misma teoría que después sería conocida como Síndrome de Kessler.

Lo que Kessler dilucidó de manera teórica fue que, a medida que avanzara la carrera espacial, el ser humano iría generando basura espacial. Esto no parece ser preocupante para algunos, pero el quid de la cuestión es que, si esta basura espacial se iba acumulando en la órbita baja de la Tierra, esto podría generar una colisión de diferentes objetos, y esto, a su vez, causar un efecto dominó. Por supuesto, Kessler no estaba afirmando que esto ocurriría de forma inmediata, sino que debían tomarse las precauciones adecuadas para que no hubiera riesgo de que sucediera.

Pero, ¿y qué tiene que ver esto con el presente? ¿Por qué es relevante el síndrome de Kessler en la actualidad? Pues porque esta teoría señala que hay un umbral máximo de basura espacial posible antes de que este síndrome se desate, y, según señalan muchos de los expertos desde el año 2019, en el presente estamos muy cerca de alcanzar ese umbral.

3. Armas antisatélites: un detonante para la basura espacial

Hacia finales del 2019, el director de la agencia espacial rusa, Dmitry Rogozin, señalaba que era cuestión de tiempo para que este síndrome nos afectara a todos, y que era momento de actuar. Pero, ¿por qué están aumentando tan drásticamente los niveles de basura en el espacio?

El primer detonante claro de todo esto lo causó la India, cuando a principios del 2019 pusieron en marcha una misión que consistía en derrumbar un satélite espacial que pertenecía al propio país. Por supuesto, el objetivo no era hacer daño a nadie, sino simplemente probar una nueva arma antisatélites que estaban elaborando. La misión que el gobierno hindú llevó a cabo fue exitosa, pero tuvo unas consecuencias devastadoras: el satélite hindú destruido terminó arrojando al espacio miles de trozos de basura espacial que permanecerán en órbita, y que ponen en riesgo cualquier posible misión futura en el espacio.

4. Basura espacial, un peligro para el espacio y la humanidad

Basura Espacial

La basura espacial es un enorme riesgo que podría terminar por suspender de forma indefinida las actividades que los seres humanos podemos realizar en el espacio. De hecho, hoy más que nunca es un riesgo, pues cada vez más organizaciones y empresas privadas empiezan a interesarse por lo que pasa más allá de la Tierra, y todos sabemos que, allí donde llega el hombre, desgraciadamente también llegan sus desechos.

Durante años, hemos venido realizando misiones espaciales de forma irresponsable. De hecho, se calcula que menos del 10% de los satélites que se han lanzado al espacio sigue en funcionamiento en la actualidad. Sin embargo, la mayoría de estos satélites artificiales siguen orbitando la Tierra, y lo mismo ocurre con la basura espacial que es dejada allí. Cuando una nave o satélite vuelve a la Tierra, los encargados de recuperar estos artefactos siempre se encuentran con que llegan con pequeñas abolladuras o rayas causadas por la basura espacial que se ha mantenido en órbita.

5. ¿Qué hacer para evitar el caos espacial?

Entonces, ¿qué debemos hacer para evitar que caigamos en el síndrome de Kessler? ¿Exigirle a nuestros estados una especie de política verde para el espacio? ¿Construir una máquina que, se dedique a recolectar y limpiar toda la basura que hemos dejado en el espacio? Pues bien, en este sentido algunas organizaciones han sugerido un pacto internacional. Por ejemplo, la agencia rusa Roscosmos expuso que iniciará un procedimiento a nivel internacional para conseguir la prohibición legal de los ensayos de armas antisatélites.

¿Será esto suficiente? Por lo pronto parece que todavía no podemos saberlo, pero es una de las cuestiones que estará por verse en los próximos años. En todo caso, es uno de los temas que no podremos perder de vista, y que no podrán ser ignorados por quienes ansían cada vez más llegar más lejos en el espacio.

¿Qué te ha parecido nuestro artículo sobre el síndrome de Kessler? ¿Sabías que la carrera espacial había venido generando tales consecuencias? Y tú, ¿cuál crees que debe ser la solución a este grave problema? Déjanos tu opinión en los comentarios, ¡estaremos deseando leerte!