La antigua civilización egipcia continúa fascinando a expertos académicos y al público en general por igual, debido a las increíbles hazañas arquitectónicas y a la enigmática cultura que los caracterizó, especialmente las hermosas pirámides que han adornado el desierto por milenios. Pero mucho tiempo ha pasado desde la época en que fueron erigidas y la sociedad egipcia ha pasado por innumerables cambios, por eso cabe preguntarse si, de hecho, los egipcios actuales son descendientes de los constructores de las pirámides. Descubre la respuesta.
Los egipcios actuales y sus antepasados ¿qué tanto comparten?
Para responder esta interrogante, es lógico remitirnos a los numerosos estudios genéticos que se han llevado a cabo en la población egipcia moderna y a las increíblemente conservadas momias de sus antepasados.
La contaminación por microorganismos y por el manejo de los restos son obstáculos para la recuperación de ADN antiguo. Por esta razón, la mayoría de los estudios de ADN se han llevado a cabo en las poblaciones modernas de Egipto con la intención de aprender sobre las influencias de las migraciones históricas en la población de Egipto.
En un estudio publicado en el año 1993, ejecutado sobre momias antiguas de la XII dinastía, se identificaron múltiples líneas de descendencia, algunas de las cuales se originaron en el África subsahariana.
Más recientemente, en 2013, se condujo el primer estudio genético que utiliza secuenciación de próxima generación para determinar el linaje ancestral de un individuo egipcio antiguo. Los investigadores extrajeron el ADN de las cabezas de cinco momias egipcias que databan de entre el 806 a.C. y el 124 d.C, un periodo de tiempo correspondiente a los períodos dinástico tardío y ptolemaico.
Así, los investigadores observaron que uno de los especímenes momificados probablemente pertenecía al Haplogrupo I2, un clado materno que se cree que se originó en Asia Occidental.
El análisis genético de los egipcios modernos revela que tienen linajes paternos comunes con otras poblaciones indígenas afro-asiáticas en el noreste y el noroeste de África (Magreb y el Cuerno de África), y en cuanto los pueblos del Medio Oriente, en menor medida, estos linajes se habrían extendido durante el período neolítico y se mantuvieron por el período predisnástico.
No hay evidencia en el registro esquelético de ningún cambio significativo en la mezcla de tipos humanos entre la época de los faraones y la actual. Esto se evidencia en las representaciones artísticas que existen de la época.
Egipto siempre ha experimentado la inmigración, que se remonta a los primeros tiempos cuando era el centro de un imperio que se extendía desde el norte de Siria a la parte norte del Sudán moderno.
Otras olas de migración llegaron cuando el país fue gobernado por los griegos y más tarde por los romanos. Además, en los siglos VII y XVI, vivieron las invasiones árabes y las otomanas en los siglos VII y XVI.
Sin embargo, el núcleo de la población agrícola, particularmente en el sur de Egipto y entre otras comunidades que permanecieron cristianas por más tiempo, parecen haber continuado relativamente inafectadas por estos visitantes.
Así, explica el Dr. Aidan Dodson, de la Universidad de Bristol, es posible decir que una proporción significativa de los egipcios actuales desciende de los constructores de las pirámides y templos del antiguo Egipto.
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