Lo llaman «el punto de Dios», y se halla en un rincón muy específico de nuestro cerebro: en la corteza prefrontal dorsolateral, un rincón que según los trabajos publicados en diversos medios del doctor Jordan Grafman, estaría vinculado, en especial, al misticismo y la espiritualidad.
Para empezar, hay que dejar claro un aspecto: el que tengamos unas creencias, el que practiquemos un tipo determinado de religión o seamos más bien espirituales, no tiene nada que ver con «una estructura cerebral». En absoluto. Estamos hablando de esas experiencias más intensas -y casi sobrenaturales– donde algunas personas declaran haber hablado con entidades de divinas, con haber experimentado, por ejemplo, una revelación, con recibir mensajes de dioses, vírgenes o mensajeros de otros mundos.
Son situaciones muy puntuales y sensibles donde los expertos encuentran ya una correlación con un un área muy concreta, que en caso de estar sobreestimulada, puede hacer que sintamos este tipo de cosas.
Te lo explicamos…
«El punto de Dios» está en tu cerebro
Jordan Grafman, neurocientífico cognitivo y el director de investigaciones de lesiones cerebrales en el Instituto de Rehabilitación de Chicago, experimentó este hecho en piel propia. Después de la muerte de su madre sufrió una depresión muy profunda. Durante esos meses, el sufrimiento se entremezcló con experiencias muy singulares: veía a su madre casi siempre a su alrededor.
Una mente enfocada a lo científico, a los datos y lo cuantificable no podía aceptar lo que estaba sucediendo en su cerebro. Pero lo que veían «era real, al menos para él». Después de un largo tratamiento, acabó superando la depresión y aprendiendo a vivir con ese vacío. No obstante, la duda quedó en su mente y decidió iniciar una investigación al respecto.
Las conclusiones fueron las siguientes:
- Hicieron pruebas a muchos veteranos de guerra y personas que habían perdido a seres queridos: muchos de estos pacientes declaraban oír voces, recibir mensajes e incluso ver a sus familiares. Algunos eran creyentes, pero no todos.
- Las personas que declaraban haber tenido una experiencia mística (o paranormal, no hemos de enfocar el tema a lo religioso en exclusividad) declaraban tener una conexión muy profunda con su propio interior y con lo que les rodeaba. Sentían como tener una antena o un receptor en su cabeza.
- Descubrieron que aquellos pacientes con experiencias más intensas y casi desesperantes (sentirse perseguidos, observados, oír voces a cada instante) tenían pequeños daños en el los lóbulos temporales y frontales.
- Otros pacientes, los que experimentaban estos hechos de forma puntual (debido a una pérdida, al estrés, depresión o periodos de dificultad personal), presentaban una sobreestimulación en un área específica del cerebro conocida como la corteza prefrontal dorsolateral.
Puede ser una «puerta a la percepción extrasensorial»
Este dato es curioso. Tal y como te hemos señalado, un accidente, una enfermedad o pasar una época de profunda tristeza, puede hacer que seamos más receptivos a este tipo de fenómenos, de voces, de sensaciones místicas, paranormales o divinas.
Ahora bien, algunos gurús de la meditación, o especialistas en esa tendencia de «la nueva era» nos dicen que nuestro cerebro suele cerrar habitualmente la percepción a otras realidades que nos pueden envolver.
Sería esa conexión a lo espiritual, a ser más sensibles a determinadas cosas. Muchas personas las sienten en su día a día, otros en instantes puntuales, así pues, tal y como nos explica el doctor Jordan Grafman, se necesitan más trabajos y más científicos dispuestos a ahondar en esta área del conocimiento humano.
Su interés a día de hoy también está puesto en otra área igual de interesante: las experiencias cercanas a la muerte. Estaremos pues pendientes de sus próximas publicaciones.
No olvides darnos tu opinión sobre este tema, y recordar nuestro artículo sobre 8 curiosidades del cerebro.