La idea del infierno parece ser una de esas constantes humanas que aparece en reiteradas ocasiones y en las más disímiles manifestaciones culturales. Desde los antiguos egipcios hasta los aztecas, en todas las culturas existe la noción de un más allá, de un recinto donde los muertos residen, una vez franqueada la puerta mortal. Claro que no siempre coincide en ser un lugar de castigo, pero en todas es, definitivamente, la morada de los que ya no están entre los vivos.
Ven con nosotros a visitar estos tres inframundos, tres infiernos muy interesantes.
3 INFIERNOS asiáticos
1. Naraka, el infierno budista
Si bien puede pensarse que el budismo no tiene infierno –pues las reencarnaciones, y la vida completa, están inmersas en el Samsara, la rueda de la vida–, la verdad es que podemos encontrar lugares donde las almas se limpian y se purifican para poder ascender a otros planos y reencarnaciones superiores.
Quienes logren romper con las cadenas del deseo, que según esta doctrina es nuestra fuente de sufrimiento, podrán acceder al Nirvana, estado de felicidad absoluta. Pero quien no lo hace estará atado al movimiento continuo de Samsara, viviendo los mismos dramas con ratos esporádicos de felicidad, vida tras vida. Cada nueva vida se adaptará a nuevas circunstancias, según lo determine para cada quien la ley del karma.
En sánscrito, Naraka significa inframundo, o del ser humano, y es un sitio de tormento. Imagina lo terrible de este lugar, que es uno de los 6 reinos de existencia de mayor sufrimiento en la religión budista, y si naces en un Naraka es a consecuencia directa de un karma previo, que deberás pagar por un tiempo determinado, hasta que tu karma haya alcanzado lo que busca; después podrás renacer en algún mundo superior. Quien vive en un Naraka lo hace en un estado absoluto de terror, angustia y desamparo.
Los budistas lo representan como una red de cavernas subterráneas extendida debajo del Yambu Dwipa, que es nuestro mundo humano ordinario.
Hay distintos niveles de Narakas con sus tormentos: Ocho Narakas Helados y Ocho Narakas Ardientes, y culminas en el Avichi (que es la esfera del sufrimiento ininterrumpido), donde la vida puede durar nada menos que ¡3.397,3862 trillones de años! Aunque no es eterna, ya ves que sí es muy larga.
2. Diyu, el infierno taoísta de China
Antiguamente, el taoísmo no contemplaba un infierno como tal porque no existía el concepto de “alma inmaterial”, y por tanto, la moral era considerada una concepción humana. Sin embargo, con la entrada de otras religiones, el taoísmo terminó adoptando la idea del infierno, poblado de numerosas deidades y espíritus encargados de castigar las variedades de pecados, que podían ser verdaderamente espeluznantes.
El Diyu, que así se llama el infierno chino, es el “reino de la muerte”, literalmente significa prisión terrenal, y es donde van los muertos a pagar sus culpas y a renovar el espíritu para su siguiente reencarnación.
Este sitio es una mezcla de las creencias tradicionales y populares chinas sobre las vidas futuras y la idea del Naraka, y se representa como un gran laberinto debajo de la tierra que cuenta con distintos niveles o cámaras; allí las almas van a expiar los pecados cometidos mientras vivían.
Hay muchas interpretaciones en torno a cuántos niveles hay, dependiendo de la leyenda: según algunos, existen 3 o 4 tribunales, otros mencionan “10 tribunales del infierno”, regidos cada uno por un juez distinto, y otros aseguran que hay 18 niveles en el infierno; cada nivel se encarga de aspectos diferentes de la expiación, así como de los castigos, variando éstos de acuerdo al mal que se hubiese cometido.
Hay leyendas que hablan de cámaras donde los pecadores son serrados por la mitad, o decapitados, obligados a escalar árboles llenos de hojas filosas, o lanzados a fosos inmundos, una y otra y otra vez, hasta que pagan o reciben el trato merecido, y ya alcanzada la expiación Meng Po, la Señora del Olvido, les da a beber una pócima gracias a la cual se borran los recuerdos, y los manda de vuelta al mundo para su siguiente reencarnación.
3. Yomi, el infierno sintoísta japonés
El Yomi es la región del inframundo en el sintoísmo, la antigua religión japonesa. Literalmente significa “manantial amarillo” o “manantial sulfuroso”. Lo representan como un lugar sombrío, subterráneo, separado del mundo de los vivos por un río, que le da un sentido de continuidad geográfica con la Tierra. Allí habitan los muertos y se pudren eternamente, aunque no hay un matiz de juicio en él. Sencillamente, al morir pasamos a ese otro estadio, a morar en las sombras para siempre, independientemente de nuestro comportamiento.
Como es el lugar de los muertos, está asociado a la descomposición y a la contaminación –que ellos llaman kegare–, lo que significa que si estamos en contacto con algo relacionado con él deberemos purificarnos con agua, el eterno elemento liberador. Luego de la introducción del budismo en Japón, Yomi pasó a ser una región del Naraka.
Como ves, estos tres infiernos están ligados gracias a una de las religiones, el budismo, aunque cada uno tenga sus propias características. Para que tengas datos para contrastar las diferencias (o similitudes) de estos infiernos asiáticos con el nuestro, lee lo que sabemos del infierno.