Dicen, que la naturaleza humana está habituada a seguir unos ciclos internos que a su vez se relacionan con el ambiente que les rodea. Con los ciclos del día y de la noche. La luz del sol nos pone en alerta y predispone nuestras funciones para mantenernos activos.
La noche, nos invita a la calma y al recogimiento de una cama donde dormir unas 8 horas. No obstante, aunque así lo dicte nuestro cerebro y determinadas estructuras orgánicas y bioquímicas, son muchos los que se inclinan a preferir la noche al día.
Si es este tu caso, si eres un noctámbulo desde nacimiento, y una amante de la noche, de sus tibiezas, sus misterios y sus sugerencias, estamos seguros de que te identifcarás con alguno de estos aspectos.
Estás cansado de que te digan que llevas la vida de un «vampiro»
Es inevitable. Cuando te diferencias de algo del resto, cuando tus gusto salen de ese círculo de lo que es normal y habitual, estás casi condenado a tener que justificarte por cada cosa que haces. Si dices que prefieres la noche al día y que te gustaría que la luz del sol durara no más de 3 horas diarias, de inmediato te miran con cara de escepticismo…¡Tú eres un vampiro!
Estás cansado del chiste fácil y de la ironía. Si a alguien le gusta la noche las razones van mucho más allá de las historias de vampiros, de la estética dark y de cualquier estereotipo. Es más que eso: la noche relaja tus sentidos, te encuentras cómodo… Es tu hábitat.
La tarde es tu amanecer
Eres consciente que las normas, que la vida en sí misma acontece durante entre las 8 y 10 primeras horas en que el sol aparece por el horizonte, y suena el despertador. Es hora de trabajar, de ir a clase… En esencia, de funcionar.
Si eres un amante de la noche siempre has notado que tu nivel de «activación» real se da entre las 18 y las 20 horas de la tarde. Ese es tu amanecer, es cuando te notas más despejado y con los sentidos más afinados. Quizá por ello siempre que te ha sido posible has elegido los horarios de tarde o noche en tus estudios o trabajos si te ha sido posible.
La noche, momento de inspiración
Cuando dices que te prefieres la noche al día hay quien pensará que solo ansías salir de fiesta. No obstante, no es esa tu motivación, tu placer personal. Te gusta salir a divertirte, no hay duda, pero siempre has visto la noche como ese momento ideal para crear, para escribir, componer, leer, tocar, respirar y vivir…
Es en la noche y en la madrugada cuando vienen las musas, cuando todo está en calma y tú encuentras tu lugar en el mundo, tu paz interior. Y eso es algo que no todos pueden entender.
El mundo adquiere matices más bellos por la noche
La luna a través de tu ventana es una invitación a la belleza, a los sueños. Te encanta cómo la luz de las farolas cae en las aceras, cómo las brumas del amanecer van deshilachando el horizonte. Te gusta el rostro de las personas a esas horas de la noche, los cuerpos recortándose entre las luces y las sombras. Es un mundo aparte, un mundo en calma donde la naturaleza, y las ciudades se visten de un halo singular de magia.
Si eres un noctámbulo, si eres un amante de la noche, siempre estarás impaciente en que la vida se vista de fiesta y de fantasía cuando el sol por fin, desaparece por el horizonte.
¿Es este tu caso? ¡No olvides dejarnos tu opinión!