Cuando Hitler se lanzó a la conquista de los países vecinos, no iba únicamente tras el logro de una hazaña militar o tenía una finalidad genocida. Quería transformar completamente la cultura de Alemania y por ende la de toda Europa. Esto afectaba también al mundo de la pintura. Los nazis creían que «los viejos maestros» o la pintura cercana al convencionalismo más tradicional, era la única aceptable y la que debía mostrarse a la población. El arte moderno debía ser erradicado por depravado e irracional. Los nazis organizaron en 1937 en Munich una exposición de Arte Degenerado que recorrió toda Alemania. También realizaron, en 1942, un inventario de más de 16.000 obras que ellos incluyeron en este grupo. 4 obras de arte que los Nazis consideraron degeneradas.
4 obras de arte que los Nazis consideraron degeneradas
El Reich arremetió contra el Dadaísmo, el cubismo, el surrealismo, el fauvismo, el impresionismo o el expresionismo y se proclamó que en ningún caso podrían participar en el renacimiento cultural alemán. Por ello, muchas obras de arte de estas corrientes artísticas fueron quemadas tanto en marzo de 1939 en Berlín como en París en julio de 1942. En otros casos las obras fueron vendidas a bajo precio para recaudar fondos para el partido o guardadas para ser intercambiadas por otras que si fueran aceptables por el régimen. Por suerte, muchas de estas obras «degeneradas» fueron salvadas por personas que las sacaron de los países ocupados o las escondieron esperando la derrota del régimen nazi. Conozcamos 4 obras que se salvaron, pero fueron declaradas «degeneradas». El bebedor de Absenta de Pablo Picasso Conocido también como «Retrato de Ángel Fernández Soto» fue pintado por Picasso en 1903 durante su «época azul». Picasso estuvo en el punto de mira del régimen nazi. Esta obra fue propiedad de Paul von Mendelssohn-Bartholdy, un banquero judío-alemán. Sus descendientes explicaron que la viuda de Von Mendelssohn fue obligada por los nazis a vender a bajo precio varias obras, entre ellas el bebedor de absenta. Los fondos que se recaudaron con su posterior subasta fueron a parar al partido. Bañistas con una tortuga de Henry Matisse Fue pintada por el artista francés en 1908 y rápidamente adquirida por un museo alemán. Los nazis la descolgaron del museo y la confiscaron en 1937 por considerarla arte degenerado. Joseph Pulitzer, el magnate del periodismo norteamericano la compró durante su viaje de novios en Suiza. Los nazis habían organizado una subasta para recaudar fondos. Posteriormente Pulitzer la donó al Museo de Arte de Saint Louis. Autorretrato dedicado a Paul Gauguin de Vincent van Gogh Desde 1919, esta obra pintada por Van Gogh en 1888, estaba colgada en el Museo «Neue Staatsgalerie» de Munich. En 1937 fue confiscada por los nazis y en 1938 subastada en Lucerna para recaudar fondos. Curiosamente, el hecho de ser confiscada por los nazis salvó la pintura de la destrucción, pues los cuadros del museo, durante los bombardeos quedaron casi todos destruidos a pesar de haber sido bajados al sótano para preservarlos. Un Chagall desconocido Chagall fue otro de los artistas considerados degenerados por el régimen nazi. Esta obra de Chagall que se cree fue pintada alrededor de 1920, fue hallada junto con casi 1.500 obras más en Munich, en casa de un marchante de arte llamado Cornelius Gurlitt que fue registrada por la hacienda pública en 2012. Su padre Hildebrand Gurlitt ayudó a los nazis a vender las obras que confiscaban a los judíos y que no eran de su interés. Al acabar la guerra, Gurlitt explicó que todas las obras que estaban en su poder para subastar o vender habían sido destruidas durante el bombardeo e incendio de la ciudad de Dresde. Mintió, y tras su fallecimiento todo quedó en poder de su hijo, así se pudo rescatar este inmenso depósito de obras de arte saqueadas por los nazis, la mayoría de ellas pertenecientes al llamado «arte degenerado». Si te gustan los post sobre arte, quizá quieras leer el artículo: 10 curiosidades sobre la Venus de Milo. Imágenes: Ras67