El vudú, la religión afroamericana más misteriosa de los últimos tiempos, la de los muertos vivientes, la de las muñecas siniestras a quienes se les clavan agujas, la de Haití y Nueva Orleans…
Pero también el vudú, por los mismos motivos del párrafo anterior, es una de las creencias más incomprendidas por la gente. Lo que se nos representa al escuchar “vudú” es todo este universo cliché que Hollywood se ha encargado de comercializar de la manera más burda posible. En otras entradas te comentamos sobre su historia y sobre la verdad de los zombis, ahora queremos exponer algunos otros datos para que conozcas mejor esta religión tan interesante.
7 misteriosos datos sobre el vudú
1. Una religión aceptada por la Iglesia Católica
Comúnmente se piensa que el vudú ni siquiera es una religión, sino más bien un extraño conjunto de rituales primitivos donde adoran a dioses que más parecen demonios. Sin embargo, el papa Juan Pablo II asistió a una ceremonia vudú en 1993 en una visita a África y reconoció la “bondad fundamental” inherente a sus prácticas y enseñanzas, como una manera de propiciar una amable convivencia entre religiones.
Sacerdotes de ambos cultos trabajan en conjunto por mejorar la vida en África, así que este empujoncito del Papa no resulta nada despreciable para ayudar a comprender y tolerar lo que nos parece ajeno.
2. 3 tipos de vudú
En cada uno de los lugares donde se practica el vudú hay señas que lo caracterizan, y así tenemos 3 tipos. El vudú de África occidental en gran parte ha estado ajeno a influencias externas; sus rituales son extensos y se practica sobre todo en Ghana y Benín, con alrededor de 30 millones de adeptos.
El vudú de Luisiana, en Estados Unidos, se practica en este estado y el sureste de Estados Unidos. Aunque su origen es africano, fue definitivamente influenciado por las prácticas religiosas de españoles y franceses.
El vudú de Haití es producto de la fuerte influencia francesa de la isla, así como del cristianismo.
3. Muñecos vudú
Un muñeco vudú funciona para una persona en particular, sólo si se le adjunta una fotografía o algo que haya estado en contacto íntimo (un mechón de cabellos, por ejemplo).
Pero contra lo que normalmente se cree, los muñecos vudú se usan para muchos fines, la mayoría benévolos, y se les acompaña muchas veces de pétalos de flores, perfumes, dinero o ajo como un llamado a los espíritus, no a la persona a la que representa.
4. Los sacerdotes no mandan
Si crees en las películas de Hollywood, los sacerdotes de vudú son una especie de figuras del mal que dominan a los espíritus. Nada más lejos de la realidad. Los oficiantes se ven a sí mismos como servidores de los espíritus, no les dicen qué hacer –sería demasiada arrogancia– sino que, después de ofrendarles lo que tengan, les preguntan si pueden y quieren ayudar.
Tanto sacerdotes como sacerdotisas se someten a un largo entrenamiento antes de practicar algún ritual que los abra a posesiones espirituales. Según ellos, existen dos espíritus que habitan el cuerpo: el ti bon ange y el ange gros bon; durante estos rituales, el ti bon ange abandona el cuerpo para que el loa (espíritu) lo posea; este “buen ángel” es lo que contiene al individuo y debe ser protegido cuando el oficiante está “poseído” por el loa.
El ange gros bon es una suerte de espíritu colectivo, que se comparte entre todos.
5. Magia… ¿roja?
Cuando hablamos de magia, es común asociar los colores blanco y negro para diferenciar las prácticas buenas de las malas. Así, la magia blanca cura y hace bien, y la magia negra hace daño.
Para el vudú, este tipo de magia, la del daño, es roja. El color del espíritu es rojo y cuando un practicante permite que un loa malévolo tome posesión de él, sus ojos se vuelven rojos, mostrando así la presencia del mal.
Hay veces en que un espíritu benévolo se vuelve malo por los deseos de quien lo “hospeda”, y esto está en franca contradicción con las enseñanzas del vudú, que se centran en hacer el bien.
De hecho, parte del trabajo de una sacerdotisa (una Reina) y de un sacerdote (un Doctor) es detener la magia roja antes de que se haga presente.
6. El sacrificio de animales
Esta parte es totalmente cierta, pero no por las razones que nos da el cine. El loa usa energía en su comunicación con los mortales. Cuando se sacrifican animales y se le ofrecen, los practicantes creen que se combinan la fuerza vital del animal con la fuerza vital del loa, rejuveneciendo al espíritu.
Tanto la sangre como la carne del animal a menudo se cocinan y consumen como parte de la ceremonia. Algunos espíritus tienen animales que típicamente están asociados a ellos en el sacrificio, como los pollos, por ejemplo, que se le ofrecen a Damballa.
7. El panteón vudú
La figura de la serpiente es de gran importancia en el vudú. Damballa es el dios de la serpiente, y es el más antiguo de este panteón. Se dice que fue el creador del mundo, y es una representación del principio masculino de la naturaleza. Habla muy raramente en lengua humana y es el menos humano de todos los espíritus vudú.
Su esposa, Ayida Wedo, también se la representa con una serpiente, y es el arcoíris. Damballa se asocia con el color blanco, el marfil, los huesos y los huevos; es protector de los niños y jóvenes desvalidos, discapacitados y deformes, y es quien transporta las almas de los que mueren al más allá. Cuando los sacerdotes o sacerdotisas están poseídos por Damballa no hablan, silban.
Como ves, el vudú es mucho más interesante de lo que nos muestran las películas, y para que tengas más información, lee nuestro artículo Marie Laveau, la reina del vudú de Nueva Orleans.