Desde la antigüedad los pueblos nómadas que habitaban en las zonas cercanas al Círculo Polar Ártico criaron los llamados «perros de trineo» para que los ayudaran a tirar del único medio de locomoción de que podían disponer y también en la caza. Estos animales, descendientes de los lobos de las regiones polares, pueden ser de varias razas: Samoyedo, malamute de Alaska, Seppala Siberiano, Perro de Groenlandia y, especialmente, los Huskys. No es de extrañar que el explorador Amundsen en su travesía por la Antártida hasta llegar al Polo Sur contara con algunos de estos «perros de trineo». Es más, venció la carrera por la conquista del Polo Sur debido a que su contrincante, Robert Falcon Scott, utilizó caballos mongoles en lugar de canes. Desde entonces, los perros de trineo y especialmente los Huskys fueron una constante en el continente helado. Todo cambió en 1994. Descubre el motivo por el qué ya no hay Huskys en la Antártida.
Por qué ya no hay Huskys en la Antártida
En la Antártida ya no hay Huskys ni ningún tipo de «perro de trineo». Las imágenes que fueron tomadas durante la exploración del continente helado y la conquista del Polo Sur, ya no podrán volver a tomarse.
Los primeros perros llegaron a la Antártida en 1899 a bordo de un barco llamado «Antártico», eran 75 y ayudaron a la «Expedición Antártica Británica». Debido a la existencia de vehículos capaces de transitar por zonas de nieve y hielo sin problemas, los trineos de perros dejaron prácticamente de utilizarse en la Antártida hace décadas. Sin embargo, en 1994 aún quedaban 14 perros huskys mantenidos por el «British Antarctic Survey». En marzo de ese año los canes abandonaron el continente. Los perros de cualquier tipo, si no se modifican las leyes, no podrán volver jamás. ¿Cuál fue el motivo de la expulsión y la prohibición?
La razón es la pureza ecológica. La firma de un tratado prohibió los perros en la Antártida para que no introdujeran nuevos virus o microorganismos. Uno de los motivos que llevaron a esta determinación fue la evidencia de que la enfermedad canina conocida como «moquillo» se estaba extendiendo entre las focas antárticas. La cláusula ambiental del Tratado Antártico exigía la eliminación de especies no autóctonas del continente.
Sin embargo, los que trabajaron con eses magníficos perros los valoran como compañeros por su fuerza y entrega. Destacan el hecho de que aunque eran más lentos que los vehículos modernos, tenían un sentido especial para intuir grietas y peligros en el hielo imposibles de detectar a simple vista. En memoria de estos perros el 4 de julio de 2009 se inauguró en el BAS ( British Antarctic Survey) en Cambridge, Inglaterra, una escultura hecha en bronce de un «perro de trineo» realizada por el escultor David Cemmick. Es un homenaje sufragado por suscripción popular a todos esos canes que en muchos casos realizaron acciones heroicas en sus travesías sobre la superficie helada de la Antártida.
Ahora que ya sabes por qué no hay Huskys en la Antártida, si te interesa saber más sobre estos magníficos perros tiradores de trineos, te invitamos a leer una historia real ocurrida en Alaska que inspiró el libro y la película de [easyazon_link identifier=»B00005UMXQ» locale=»ES» tag=»supercurioso07-21″]Balto[/easyazon_link]:¿Recuerdas a Balto? ¡Fue real! La verdadera historia de Balto.