En Supercurioso te hablamos una vez del Marqués de Sade, cuyas obras escandalizaron en su momento y lo hacen, incluso, hoy en día. En esta ocasión queremos hablarte de dos obras literarias famosísimas que fueron llevadas a juicio. ¿Quieres saber cuáles son y por qué?
La literatura… ¡a juicio!
París, Francia. Corre el año de 1857 y el 29 de enero el Palacio de Justicia de París está atestado. Ernest Pinard, abogado imperial, acusa formalmente a Madame Bovary, de Gustave Flaubert, de obscenidad. En agosto, hace lo mismo con Las flores del mal, de Charles Baudelaire. Ambas obras constituyen pilares fundamentales en la modernidad literaria.
¿Qué debe decir un libro?
Hoy en día resulta un sinsentido acusar a una obra de ofensa a la moral religiosa y pública, al menos en el mundo occidental. Flaubert y Baudelaire tuvieron que enfrentarse a la ley por plasmar la realidad social en la que vivían.
La pobre madame Bovary
Flaubert escribe esta novela en cinco años, y comienza a publicarla por entregas. La censura del II Imperio se lanza sobre la obra, lo que hace que su éxito sea impresionante, aún antes de que aparezca en forma de libro. Cuando sale la primera edición de 6.600 ejemplares, enseguida se agota, y es calificada de vulgar, ofensiva a la moral y las buenas costumbres, de inmoral; pero esto lo hacen algunos críticos. Otros la alaban, como Saint Beuve, y Victor Hugo y Baudelaire se entusiasman con ella.
Flaubert saldrá absuelto, pero de lo que se le acusa en realidad es de indiferencia moral, de que su personaje, una mujer adúltera, arrastrada por sus propias pasiones, se convierta en lo contrario, en símbolo conmovedor de humanidad, y de que él, como autor, no la condene rotunda y éticamente. Flaubert dirá: “Deberían darse cuenta de que en realidad, he sido muy duro con mi pobre Emma”.
Pacatería social
En agosto de 1857, este abogado imperial la toma también con Las flores del mal, diciendo de estos poemas que “cantan la carne sin amarla”, y que introducen al lector en el mundo del amor entre mujeres. Las flores del mal trata del spleen, de la enfermedad del siglo XIX, y va poblándose de lujuria, de muerte, de hastío y de mal. Literaria y poéticamente es impecable, pero la moral indicaba que conducían “a la excitación de los sentidos mediante un realismo grosero y ofensivo para el pudor”. Baudelaire sí fue condenado por ofensa a la moral pública, a diferencia de Flaubert, y tuvo que pagar una multa de 300 francos y suprimir 6 poemas. Pero lo que más lo molestó fue la sentencia de que era ofensivo para el pudor. Estos juicios abrieron la discusión de la autonomía del arte, y la relación entre literatura y sociedad. Lo que se puso en tela de juicio, en verdad, fue una forma nueva de mirar y de sentir. Si te ha interesado este artículo, puede que quieras saber más sobre 4 grandes literatos trágicamente vencidos por la tuberculosis. Imágenes: A m o r e Caterina, Helena Perez García, Marisa Ficorella.