Cierra los ojos e imagina las vías de un tren. Seguro que en tu imagen mental no habrás olvidado poner unas traviesas de madera o cemento ni unos postes al lado de la vía. Otra cosa que posiblemente has imaginado, son las piedras que casi siempre rodean las vías de los trenes. A pesar de que en tu mente lo tienes tan claro, ¿sabes por qué casi siempre hay piedras en las vías del tren? ¡Acompáñanos a descubrirlo!
Sean trenes de cercanías, de media o de larga distancia, las piedras rodearán las vías como compañeras inseparables en la mayoría de caminos férreos. Carril, contracarril, Traviesa, balasto, material de sujeción…toda la terminología relacionada con las vías férreas resulta misteriosa al profano en la materia y, sin embargo, cada una de esas piezas es vital para el buen funcionamiento del ferrocarril.
El porqué de las piedras en las vías del tren
Las piedras que vemos cerca de las vías del tren reciben el nombre de «balasto». La palabra deriva de la palabra inglesa «ballast» que designaba el material que se utilizaba antiguamente en las embarcaciones como lastre. Es un tipo de material granulado que mide entre 30 y 150 mm. y que se utiliza en construcción y especialmente en las vías férreas.
El tren es un transporte que se mueve a través de guías. Como circula a través de carriles de los que no puede desviarse, éstos han de tener unas características geométricas y técnicas muy específicas. Como las vías deben mantener un ancho constante, que no varíe, y además no deben deformarse, se colocan traviesas a lo largo del recorrido. Sin embargo, si las traviesas se ponen directamente sobre la plataforma, cuando las cargas transmitidas superan la capacidad de ésta como portante, especialmente en terrenos arcillosos o de poca consistencia, se deforman y se hunden en ella.
Para solucionar este problema los ingenieros de los antiguos ferrocarriles vieron que debían colocar, como si se tratara de una cama o lecho, un elemento granular por debajo y a los lados de las traviesas para que se repartieran las cargas sobre una superficie mayor.
Para que cumpla su función, las piedras en la vía del tren han de cumplir unas características especiales.
- Deben medir entre 3 y 6 cm.
- Deben proceder de machacar cuarcitas, basaltos y granitos debido a que este tipo de rocas, colocadas juntas, trabajan, debido al rozamiento, como extraordinarias repartidoras de cargas sobre su superficie.
- Deben ser puntiagudas y afiladas ya que si fueran redondeadas rodarían fuera de su lugar con facilidad.
El balasto forma un lecho elástico que actúa como si fuera un muelle y amortigua el efecto de las cargas ferroviarias. Además sirve de peralte y afina la rasante evitando que el tren descarrile, evita que crezca vegetación en la plataforma, ayuda a un correcto drenaje y evaporación del agua de la lluvia y ayuda a reducir el ruido.
Todos estos son los motivos por qué hay piedras en las vías del tren. Aporta estabilidad, distribuye presiones, amortigua las vibraciones y permite que hay un buen drenaje. ¿Conoces alguno más? ¡Compártelo con nosotros! Si te ha interesado este post quizá quieras leer el artículo: La verdadera historia del Orient Express.