Las guerras son una de las peores situaciones en las que se ven sumidos los seres humanos. Violencia, terror, hambre, sufrimiento…y en medio de este caos, junto a personas que realizan actos humanitarios que por si solos parecen redimir a toda la humanidad, encontramos otras que aprovechan para dar rienda suelta a sus instintos más bajos. Uno de estos seres infames fue el Dr. Marcel Petiot, uno de los peores asesinos en serie de la historia.
Su carrera delictiva y criminal culminó durante la Segunda Guerra Mundial en la ciudad de París invadida por Alemania. Para defenderse, afirmaba que sólo mató a colaboradores, pero, ¿por qué habían ropa y huesos de niño entre los restos? Acompáñanos a conocer a este despiadado criminal.
El Dr. Marcel Petiot, asesino en serie durante la Segunda Guerra Mundial
Marcel André Henri Félix Petiot, conocido también como Wetterwald François y Capitán Henri Valeri, nació en Auxerre, Francia, en 1897 en el seno de una familia de clase media-baja borgoñona. Durante su infancia y adolescencia ya fue protagonista de diversos actos delictivos como robos y vandalismo y también crueldad con los animales. Fue expulsado de la escuela en diversas ocasiones y en 1914 se le intentó llevar a juicio, pero fue internado en un centro psiquiátrico y se le declaró «no apto para ser juzgado» por sufrir un trastorno mental.
Huérfano de madre, Marcel Petiot dejó el psiquiátrico y se trasladó a París donde vivió con su padre y reemprendió sus estudios. Empezó la carrera de medicina que abandonó en 1916 para alistarse en el ejército de Francia que luchaba contra los alemanes. Fue herido y empezó a dar muestras de sufrir algún tipo de trastorno mental. En los centros en que era hospitalizado o internado robaba, mentía y traficaba con morfina, por lo que volvió a ser evaluado como enfermo mental, a pesar de lo cual se lo reincorporó a filas y él mismo se dañó en un pie para librarse de ir al frente. Vuelto a evaluar se le desmovilizó con una pensión por incapacidad debido a estar mentalmente desequilibrado, ser depresivo paranoico y estar sujeto a fobias. Una vez acabada la guerra, como veterano, pudo finalizar sus estudios de medicina en tan solo 8 meses.
Estableció su primera consulta en Villeneuve-sur-Yonne donde a pesar de que tenía fama de prácticas médicas ilegales como abortos, recetas de narcóticos falsas, etc. se casó, tuvo un hijo y llegó a ser alcalde de la localidad. Debido a las acusaciones de malversación de fondos, a la desaparición de la hija de un anciano paciente que había sido su amante y otras fechorías, tuvo que huir y se instaló en París.
Una vez en la capital, el Dr. Marcel Petiot abrió un nuevo consultorio y se dedicó a sus habituales acciones delictivas relacionadas con la medicina, además de evasión de impuestos y robo, por lo que durante un tiempo fue recluido en un sanatorio para curarlo de su cleptomanía, momento en que se volvió a poner en duda su estado mental. Al salir se reintegró a su profesión y se publicitó como especialista en tratamiento con electroterapia y desintoxicación. Gracias a ello consiguió gran número de pacientes a los que podía vender narcóticos sin traba. También fue designado como «médecin d’état-civil» lo que le confería el derecho de firmar certificados de defunción y certificados médicos de incapacidad, que falsificaba por dinero para librar a conocidos de ir a trabajar forzados a Alemania, que desde 1940 había invadido Francia. En 1942 fue acusado y juzgado por narcotráfico, pero los testigos desaparecieron misteriosamente y solo tuvo que pagar una multa.
En 1941 había comprado una casa en París, con fondos dudosos, que fue transformando de manera que desde el exterior no se podía ver la mansión. En su interior con dobles paredes y puertas construyó una pequeña cámara de gas con mirilla y un horno de cal viva. Una vez realizadas esas obras en su casa, estableció una supuesta «red de escape» a Argentina para personas, especialmente judíos, perseguidos por la Gestapo o que quisieran salir de Francia por otros motivos. Los ganchos eran un peluquero y un músico que contactaban con los posibles «clientes». Marcel Petiot usaba el alias de «Dr. Eugene». Los fugitivos llegaban a su casa con maletas llenas de dinero y joyas y nunca más se sabía nada de ellos. La Gestapo infiltró a un agente que también desapareció. Finalmente, detuvieron al peluquero y al músico que bajo tortura explicaron que el Dr. Eugene era Marcel Petiot. Fue detenido y torturado para que diera los nombres de sus contactos en la Resistencia, pero naturalmente no pudo decir nada. «Trabajaba» solo. Tras 7 meses en la cárcel, fue liberado y se fue a Villeneuve-sur-Yonne, para regresar más tarde a París.
En marzo de 1944 la chimenea de su casa de París se incendió y acudieron policías y bomberos. Ante su sorpresa, en el sótano encontraron los restos de 27 personas. Marcel Petiot explicó con orgullo que él era de la Resistencia y esos restos pertenecían a miembros de la Gestapo y colaboradores con el nazismo asesinados. Lo dejaron escapar al considerarlo un patriota, para luego constatar que entre los cadáveres del sótano habían restos femeninos e infantiles, por lo que no eran de supuestos nazis. Además encontraron ropa, enseres, restos de piel calcinada y otros cadáveres descomponiéndose en el pozo de cal viva que calcularon podría corresponder a más de 60 personas. Marcel Petiot huyó de nuevo uniéndose al ejército de liberación y tomando el falso nombre de «Capitán Valery». Tras la Liberación colaboró como médico-capitán asignado a los cuarteles Reuilly donde se convirtió en el Dr. Wetterwald, un oficial de seguridad militar que se ocupaba en temas relacionados con traidores y colaboradores.
Sin embargo, a finales de 1944, fue acusado en un diario de «soldado del Reich» y él no pudo resistir la tentación de escribir a la publicación defendiéndose. A través de esta misiva relacinaron a Wetterwald y Petiot, dieron con él y detuvieron también a su hermano, su cuñada y su amante, que fueron acusados de colaborar en los crímenes. El 4 de abril de 1946 el Dr. Marcel Petiot, conocido como el Dr. Muerte o «Dr. Demonio», fue condenado a la guillotina. Se consideró probado que atraía a personas ricas de origen judío prometiéndoles una vía de huida a Sudamérica, los «vacunaba» con una inyección letal, robaba sus pertenencias y luego intentaba deshacerse de los cadáveres. Se jactó de haber asesinado a más de 63 personas, pero dijo que lo hizo como patriota. Fue guillotinado el 25 de mayo de 1946 en París. Fue el primer reo de derecho común guillotinado después de la Liberación de Francia. La fortuna acumulada nunca se encontró y hasta su demolición, la casa de Marcel Petiot fue sometida a numerosos registros para encontrar el botín. Tanto su esposa como su hijo vivían desde 1940 en algún lugar de América del Sur.
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