Corría el año 1942, en plena guerra, los alemanes no dejan de avanzar y en las zonas ocupadas se vive en desesperanza. Por todo el mundo se leen noticias trágicas, enfrentamientos, miles de hombres que dan su último respiro cada día, sin saber si lo será o no, pues no se sabe cuándo, cómo ni de dónde vendrá una ráfaga y los dejará tendidos en el suelo. Así era el campo de batalla en Europa, violento y virulento, pero por otros lares se peleaban también otras luchas, como la batalla de Midway, en pleno atlántico, a punta de embarcaciones, portaaviones, submarinos y aeroplanos, tantos que se confundían con aves que migraban, solo que más destructivos. Eran los norteamericanos contra los japoneses, seis meses habían pasado ya desde Pearl Harbor, el ataque sorpresa que los asiáticos le hicieran a los norteamericanos, y que había embarcado a estos últimos, definitivamente, en la guerra. Ahora se encontraban nuevamente.
Como comentábamos, la batalla de Midway se dio en pleno océano Atlántico, sin dimes ni diretes, solo los sonidos de las bombas golpeando el mar, y los aviones que pasaban, dejando caer las municiones, las embarcaciones que intentaban pescar hombres, tomarlos desprevenidos, aunque se diga que guerra avisada no mata soldados. Y los hombres que gritaban «¡Fuego!», no podían faltar los hombres que gritaban fuego, aunque en este contexto específico sería «Fire!», por tratarse de hombres angloparlantes, u otra cosa, vaya usted a saber qué es lo que gritaban los japoneses, que fuego no era se sabía, aunque quizá alguna palabra que se le asimilase. Si quieres descubrir más, en Supercurioso te lo contamos a continuación.
La Batalla de Midway: uno de los episodios más interesantes de la 2GM
La batalla de Midway se llevó a cabo del 4 al 6 de junio de 1942 y significó la primera derrota de la fuerza marítima de Japón, una fuerza que consistía en embarcaciones más, embarcaciones menos, unos 185 buques, todos bien armados, con artillería y tripulación lista, y que incluía incluso algunos portaaviones, con sus respectivos aviones y pilotos, por no hablar ya del personal de logística.
250 aviones, se dice, llevaban los japoneses, con sus 250 pilotos, suponemos, también se desplegaron en esta batalla, por parte única y exclusiva de los japoneses, que de las fuerzas de sus contrincantes todavía no hemos hecho mención, y sin embargo salieron derrotados. ¿Por qué?
1. La estrategia de Yamamoto
Según se ha analizado luego, la estrategia de Isoroku Yamamoto, almirante y Comandante en Jefe de la Flota Combinada de la Armada Japonesa, durante la batalla de Midway, era atraer a los portaaviones estadounidenses, concentrarlos todos en un solo lugar y, ahí, una vez estuviera todos o casi todos juntos, dar un solo gran golpe, fulminante, a las fuerzas norteamericanas, lo que los hubiese dejado indefensos, pues, era cosa sabida entonces, tras el ataque a Pearl Harbor los norteamericanos habían quedado escasos de barcos, y, por lo tanto, para estas batallas contaban solo con la fuerza aérea, sobre todo, y todo el lado aéreo de la fuerza naval, que consistía en esos aviones que los portaaviones cargaban.
Esto, por supuesto, hubiese expandido el perímetro defensivo de los japoneses, además de establecer una superioridad sobre los norteamericanos, ya no estratégica, sino de equipos técnicos y personal para manejarlos, pues la derrota de los norteamericanos hubiese significado un duro golpe a las fuerzas aliadas. Pero, ¿por qué falló?
2. La ventaja de los aliados
La verdad es que la batalla de Midway pudo haber sido un duro golpe para los aliados, capaz de generar un revés importante en las fuerzas norteamericanas, tal y como Yamamoto lo había planeado. Sin embargo, los norteamericanos contaban con una ventaja, una simple ventaja: un hombre. Se dirá: «Bueno, pero un hombre no es gran cosa». Pues sí, en medio de una guerra donde hay tantos hombres, uno solo no parece ser tanta cosa, pero a veces depende simplemente de qué hombre, o, bueno, en este caso, grupo de hombres. Y es que si bien había uno que dirigía, otros apoyaban, y lo que estos hombres hacían le consiguió una ventaja importante a los aliados.
Lo que aventajó a los norteamericanos fue que, antes de que la batalla de Midway siquiera se visualizara a lo lejos, ya habían armado un equipo de hombres intrépidos, pero no con las armas, sino con la cabeza: hombres capaces de descifrar los códigos secretos de los japoneses, lo que significó una gran ventaja para los aliados a la hora de planear una batalla. Una guerra avisada no mata soldados, dice el dicho, y así fue para los norteamericanos: como sabían qué pasos darían los japoneses, se adelantaron a los acontecimientos y le dieron un gran vuelco a la flota asiática, que ya venía más o menos mermada de otros encuentros bélicos, y causó la primera gran derrota para la flota japonesa, cuestión que fue, sin duda, inconcebible para Yamamoto.
Fue gracias a esto que, tras dos días de enfrentamientos, de empuja y encoge, detonaciones aquí y detonaciones allá, los norteamericanos se alzaron con la victoria, sorprendiendo al mundo. Fue ahí cuando se cobraron la que les debían desde Pearl Harbor.