Las frases de Nietzsche más conocidas (y distorsionadas) son reflejo de una filosofía pesimista que, al contrario de lo que podría pensarse, no hace justicia a su pensamiento, que, especialmente en su última etapa, fue verdaderamente esperanzador. Sin embargo, si nos remontamos a sus inicios filosóficos, podremos rastrear una clara influencia del gran músico y compositor alemán Richard Wagner, autor de algunas de las más brillantes óperas del Romanticismo. Y es que la relación entre Nietzsche y Wagner fue una constante en la evolución del pensamiento del filósofo, cuya existencia quedó intensamente marcada por su historia con el compositor, que pasó de la admiración al rechazo. Hoy, te lo contamos en Supercurioso.
Nietzsche y Wagner, el encuentro ideológico de dos grandes
Nietzsche y Wagner fueron dos hombres que, a su manera, irrumpieron en la sociedad de la que formaban parte, modificando paradigmas de la época y dejando un legado que ha permanecido vivo hasta ha actualidad. Friedrich Nietzsche, nacido el 15 de octubre de 1844 en Weimar, Alemania, desarrolló una obra que se paseó por el arte, la filología, la historia, la religión y la ciencia, para expresar su visión del mundo. Reflexionaba sobre la moral, desdeñaba de la religión y enaltecía la creación como fin último y primordial de la existencia.
En la conformación de su pensamiento, la figura del filósofo también alemán Arthur Schopenhauer, resultó determinante. Aunque no plenamente de acuerdo con todas sus ideas, le consideró un maestro en su camino hacia la filosofía. La profunda admiración por este personaje también era compartida por Richard Wagner, músico nacido en Leipzig, entonces Confederación del Rin, el 22 de mayo de 1813, y a quien se atribuye haber transformado el pensamiento musical con la idea de la obra total de arte.
Nietzsche y Wagner encontraron puntos en común. Se conocieron a finales del año 1868, cuando el joven Nietzsche tenía veinticuatro años, y su admirado Wagner pasaba los cincuenta. Fue la hermana del músico, Ottilie Brockhause, quien invitó a Nietzsche a la velada en la que se produjo el encuentro. Ambos hombres coincidieron en su concepción del arte, como un asunto de importancia suprema y trascendental. En una sociedad cada vez más tecnificada, en la que la racionalidad, la tecnología y las matemáticas empezaban a ganarle la partida a las artes, Nietzsche y Wagner insistían en las expresiones artísticas como única vía de acercarse a la verdad.
Una larga y profunda amistad
Mientras para el joven Nietzsche, Wagner era la personificación misma de su objeto de admiración, el músico reconocía en el joven pensador ideas descarnadas, valientes y trascendentales. Empezaron entonces a cultivar un vínculo de amistad e influencia mutua que se extendió durante una década. Su amistad se tornó cotidiana, al punto de que Nietzsche y Wagner disertaban e intercambiaban roles. El primero se sentaba al frente del piano en el que el compositor había creado sus óperas más hermosas, para intentar hacer música con sus propios dedos. El segundo se disponía cómodo a filosofar sobre la vida, el arte y la religión, trayendo a colación las ideas de los pensadores más antiguos.
Nietzsche visitaba con frecuencia la casa de Wagner en Triesbschen. En sus charlas también participaba la esposa del músico, Cósima. Pero, aunque de una influencia mutua notoria, la relación entre Nietzsche y Wagner, que parecía de gran solidez e incluso inquebrantable, terminó dañándose al punto del total desencuentro. Son varias las teorías que intentan justificar el punto de quiebre de su relación, pero las más fuertes parecen indicar una evolución en el pensamiento del filósofo.
¿Por qué se distanciaron Nietzsche y Wagner?
1. La teoría de la carta
Una de las vertientes ideológicas que intentan explicar el inicio del distanciamiento entre Nietzsche y Wagner es la circulación de un rumor. Es sabido que el cuadro médico del filósofo no era el más saludable. Padeció demencia, que algunos estudiosos estiman que se derivó de la sífilis. También contrajo difteria y disentería en la guerra franco-prusiana, en la que participó como sanitario, en las filas de la Suiza neutral. Sufría además de intensas migrañas que le postraban en la cama durante horas e incluso días.
Wagner intentó entonces ayudarle, consiguiendo que un médico le visitase. El galeno le remitió una carta al músico, informándole que el padecimiento de su amigo no era grave, y que le aconsejaba «no masturbarse tanto». Quienes defienden esta teoría, exponen que Wagner dejó intencionalmente la carta sobre la mesa, para que la leyera su secretario. Se generó entonces un chismorreo que corrió en los círculos sociales en los que ambos amigos se movían, dejando a Nietzsche en la posición de hazmerreír.
2. La teoría del desencuentro filosófico
Otra de las teorías que pretenden explicar la ruptura de la amistad entre Nietzsche y Wagner, es la vinculada a las ideas. Se dice que el filósofo sufrió un importante desencanto respecto a su admirado amigo, al asistir al primer festival de Bayreuth en el año 1876 y descubrir que para Wagner resultaba más importante el teatro y la presentación del evento que la vitalidad de la música y el arte como mensaje. También se comenta que mientras Nietzsche alabó la música del compositor y pianista Johannes Brahms, Wagner la despreció, generando una diferencia de criterios incómoda.
Luego, al parecer, se presentaron entre Nietzsche y Wagner otras diferencias ideológicas, en las que enfrentaron sus opiniones sobre la guerra y el futuro. Nietzsche cuestionaba los festivales de Bayreuth como el mero deseo de conseguir la gloria personal, y no la búsqueda de la salvación de las almas a través de la música. Expuso que Wagner se había aburguesado, había perdido la esencia de la verdad. El filósofo ya empezaba a profundizar su pensamiento hasta su punto cumbre. Bajo la idea de «forzar a los hombres a tomar decisiones determinantes para el futuro entero de la humanidad”, impulsaba con más fuerza el corte con la moral, con las religiones, los sacerdotes y el matrimonio.
Quienes se declaran seguidores del pensamiento del autor de Así habló Zaratustra, creen que la separación definitiva entre Nietzsche y Wagner obedeció al impulso creador y pensador del primero, que superó las cotidianidades en las que se perdió el segundo.
Con la publicación, en 1878, de su obra Humano, demasiado humano, quedaron por sentado las visiones sobre la metafísica, la moralidad, la religión y el sexo, que marcarían la distancia definitiva entre ambos.
Sin embargo, algo mantuvo a estos hombres conectados, al punto de que, sumergido en la locura y habiendo pasado por el sanatorio mental de Basilea, Nietzsche tuvo un último deseo antes de morir: disfrutar de la música. Pero no cualquier melodía. Quiso la música de su antiguo amigo y mentor, Richard Wagner.
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