La gran mayoría de los usuarios que realizan sus compras online quieren que sus paquetes se entreguen respetando al medioambiente, aunque a veces la urgencia por la entrega choca con ese concepto. En ocasiones se cree que se trata de una contradicción, pero haciendo un seguimiento GLS comprobarás que existe la sostenibilidad, sobre todo en la llamada “última milla” del paquete.
Según el último E-Shopper-Barometer 2019 de DPD, el 66% de una muestra de 23.000 personas de 21 países diferentes afirmaron que cuando compran online prefieren marcas y minoristas que estén a la altura de su responsabilidad, en lo que se refiere a la protección del medio ambiente.
De acuerdo a un informe de Deloitte, titulado la Última Milla, la venta online de bienes de consumo creció un 118 % y la de electrónica un 150%, cifras que sorprenden. Pero, los consumidores son cada vez más exigentes con los pedidos urgentes y los precios más bajos en los gastos de envío.
Se conoce como la última milla a ese último trayecto que ha de realizarse con el paquete que has pedido en la entrega final. Es decir, cuando llega al país de destino y el transportista lo lleva a la dirección que has puesto, la cual suele ser tu domicilio.
Más emisiones de CO₂ si no se pone remedio
En enero de 2020, el Foro Económico Mundial publicó un estudio sobre el “Futuro de los servicios de última milla”, por el que la demanda de entregas de última milla en ciudades de todo el mundo aumentará en un 78 % para 2030.
Este aumento en los servicios de última milla también significará que, en el 2030, habrá un 36 % más de vehículos de reparto que en 2019, que estarán en las carreteras de las 100 ciudades más grandes del mundo, con la consecuente emisión de gases nocivos para el medioambiente, en caso de no poner un remedio antes.
De acuerdo a ese estudio, ese aumento de vehículos incrementará las emisiones de CO₂ de 6 millones de toneladas a 25 millones de toneladas en 2030. Es por ello que muchas empresas de reparto, conscientes de ello como GLS, están optando por la conversión de las flotas de reparto en vehículos de bajas o cero emisiones para reducir ese aumento.
Por ejemplo, se usan solo coches eléctricos o incluso bicicletas, en caso de entregas de pedidos pequeños. Otro de los ejemplos es Correos España, que cuenta ya con la mitad de su flota con vehículos eléctricos y el año pasado, lanzó el debate de si realmente eran sostenibles los envíos urgentes y si las personas no podían esperar un poco más a recibir el producto.
La comunicación
Además de esa “entrega verde”, como se le llama, la mayoría de los transportistas de última milla confían en una comunicación rápida y conveniente con el cliente final para satisfacer mejor sus necesidades y, al mismo tiempo, hacer que la entrega sea más eficiente y que proteja al medio ambiente.
Recogida en centro 24/7
Otras de las cuestiones que también se abordan es que el pedido no se entregue directamente en el domicilio, sino potenciar que la gente, sobre todo joven, acuda a los diferentes puntos de recogida en tiendas o estaciones de paquetería. De hecho, estos puntos se pueden utilizar las 24 horas del día, los siete días de la semana.
En resumen, estamos muy felices por tener al fin ese producto que habíamos pedido y que, en ocasiones, nos ha costado lágrimas conseguir. Pero eso nos hace olvidar el lado oscuro que tiene el comercio online y el cual se puede arreglar si le ponemos empeño.