Su rostro sigue impreso en ese legado popular de lo siniestro que se inscribe en letras de fuego en la historia reciente americana, pronunciar su nombre provoca que emerjan aún sentimientos contrapuestos. Charles Manson fue el instigador de unos terribles asesinatos y también leyenda, esos héroes macabros que siguen teniendo a su sombra una pequeña legión de enloquecidos admiradores que veneran su nombre y sus actos, entre los que se encuentra ese crimen terrible que la sociedad aún no ha podido olvidar: el asesinato de Sharon Tate y de su hijo “nonato”, el hijo de Roman Polansky.
Charles Manson y la “Familia”.
Nacido en Cincinnati (EE.UU.), sus primeros años están habitados por su afición a los robos y a la delincuencia, los correccionales y las prisiones fueron esos hogares donde empezó a entender la vida de un modo particular, ahí donde los hurtos, el desarraigo, la música y su afición por lo esotérico hilaron una mente inquieta y oscura donde se afilaban ya unas dotes naturales como líder.
En 1967 se traslada a San Francisco y empieza a tener una serie de seguidores a los que llama “La Familia”, viajando de estado en estado mientras avanza también en su carrera musical: graba su primer álbum “The love and the Terror”, junto a uno de los componentes de los Beach Boys, creando canciones que más tarde servirían de inspiración para grupos como Guns N´Roses o Ramones.
Los asesinatos.
En 1969, Roman Polanski estaba rodando la clásica película de terror “Rosemary´s baby”, una producción en la que ya había recibido varias amenazas porque en su guión trataba aspectos sobre el satanismo entre las élites, algo que no era muy bien recibido entre los grupos esotéricos estadounidenses.
Fue la noche del 9 de agosto cuando Charles Manson entró en la residencia número 10050 de Cielo Drive en California, junto a tres mujeres. Sus más files seguidoras: Patricia Krenwinkel, Susan Atkins y Linda Kasabian.
Una de sus fieles acólitas mató en primer lugar a Steven Parent de un disparo, un amigo de Polanski que salía de la casa en ese momento. Después, estas mismas mujeres, torturaron y mataron a Sharon Tate, colgándola del techo mientras se desangraba tras haberle extraído del vientre un niño de ocho meses. Sencillamente aterrador.
Antes de salir de la casa, Susan Atkins cogió una toalla y la empapó con sangre la víctima para escribir un mensaje en la pared. Una sencilla palabra: «pig» -cerdo-. Una de las teorías al respecto es que aquello era una venganza contra el peluquero de Sharon Tate, aunque dicha sospecha, nunca quedó clara.
Pero la locura no terminó ahí, al día siguiente del asesinato de la esposa de Polanski entraron en casa del empresario Leno Labianca y de su mujer Rosemary en las afueras de Los Ángeles. Manson instigó una vez más a sus mujeres a que mataran. A que asesinaran a la pareja apuñalándolos hasta morir, escribiendo después en la pared “Helter Skelter”, una canción de los Beatles, junto a otras dos palabras: Death to pigs (muerte a los cerdos).
“La familia” había cometido ya varios asesinatos, sus mujeres seguían a Charles Manson en una fe ciega e incomprensible cumpliendo cada una de sus voluntades. Pero finalmente, pagaron su culpa. Aunque Linda Kasabian, por ejemplo, recibió la inmunidad gracias a que accedió a dar todos los datos de lo sucedido.
¿Y qué pasó con Charles Manson? Él fue la mano que movió los hilos. El líder y el instigador. Sus manos no se mancharon de sangre, pero su alma era ya demasiado oscura como para dejar libre entra la sociedad a una persona de semejantes características. Se le condenó a muerte. Pero la Corte Suprema de California abolió la pena en ese estado y Charles Manson aún tuvo suerte: quedó condenado a Cadena Perpétua.
La leyenda de Charles Manson.
Por alguna razón, la estela maligna de Manson sembró más adeptos aún fuera de la cárcel. Su figura atrajo la atención de infinidad de jóvenes en aquellos años 70, tanto es así que los adeptos a la “Familia” siguieron creciendo y creciendo, hasta el punto de que una de las chicas que formaba aquel grupo afín a la figura del Manson, intentó asesinar al entonces presidente de los EE.UU. Gerald Ford.
Pero, ¿por qué? El universo Charles Manson y sus acólitas es un referente de estudio en los manuales de psiquiatría y criminología, no se entiende, no se comprende… De hecho, recientemente se anunció que Mason (a sus 75) iba a casarse en las instituciones penitenciarias con una jovencita de 25 años. Su impronta maligna sigue encandilando a mentes perdidas que buscan esa oscuridad incomprensible en sus vidas.
Relevante también destacar el peso que la figura de Charles Manson ha tenido en la industria de la música. Brian Hugh Warner por ejemplo creó su nombre artístico a partir de sus dos héroes de referencia: Marilyn Monroe y Charles Manson; Paradise Lost le dedicó una canción, al igual que Suicidal Tendences, Dragonland, Machine Head, Coil, e incluso Leonard Cohen en su canción “The Future”, una pieza que utilizó Oliver Stone para su película “Natural Born Killers”.
Y es que Manson representa esa figura incomprensible del mal, esa estela enclavada en nuestro pasado que somos incapaces de comprender y que, a pesar del tiempo pasado, seguimos asustándonos cuando vemos esa mirada tintada de extrañeza y perversidad.