Seguramente no eres clarividente, nosotros tampoco lo somos, pero esto no significa que no hayas escuchado bastante sobre el Tarot en tu vida cotidiana. A lo largo de muchos siglos, estas cartas ilustradas han acompañado y cautivado —casi que irremediablemente— a la humanidad.
Esto ha llevado a que, hoy en día, el Tarot, más que ser un juego de cartas para pasar el rato, sea un complejo lenguaje simbólico que permite articular su faceta adivinatoria con el destino y realidades de su consultante.
Por esta razón, y sea cual sea el Tarot que te interese (el Tarot del dinero, del sí y del no, del trabajo, el lunar, etc.) supone una experiencia fascinante sumergirse en su curiosa historia.
¡No esperemos más y descubramos cuál fue su origen!
Antes que nada… ¡Etimología del Tarot!
Para comprender la evolución de las cartas del Tarot es fundamental conocer de dónde proviene este término. El término Tarot se deriva de la palabra italiana Tarocco y su plural, Tarocchi. La raíz de esta palabra es Taroch, la cual se entiende como tontería o locura.
Este último término fue utilizado hasta el siglo XVI. Con el renacimiento italiano, llega también un juego de 70 cartas inspiradas en los festivales de teatro. Este juego era conocido como Trionfi. A partir de ahí, el juego fue denominado Tarocho en Italia y Taraux en Francia, donde eventualmente evolucionaría a Tarot.
Muchas personas consideran que el nombre podría, a su vez, provenir de Egipto. Algunos lo relacionan con la diosa fenicia Ashtarot, la Ishtar mesopotámica o la Tara Hindú. Todas ellas encuentran equivalencia en la diosa egipcia Hator. En el templo egipcio dedicado a ella, se descubrió el zodiaco, por lo que la palabra Tarot podría significar la relación entre cielo y divinidad.
Con este primer paso en su evolución, este tipo de cartomancia fue cada vez más popular y se convirtió en uno de los métodos esotéricos más usados para consular e interpretar hechos, sueños y percepciones.
La encantadora y misteriosa historia del Tarot, ¡Llena de incertidumbre!
Lo primero que debes saber sobre la historia del Tarot es que nadie conoce el origen real de las cartas. Sin embargo, se cree que este se remonta a las primeras décadas del siglo XIII. En esta época, los mercaderes del Mediterráneo eran los encargados de recorrer la ruta de seda. En sus viajes por China, África y Persia pudieron encontrar y transportar el Mamluk, el primer mazo de cartas conocido en occidente.
Este mazo de origen islámico estaba organizado en cuatro palos (espadas, bastos, oros y copas). Empero, unos años más tarde —con la llegada del siglo XV— Europa incorporó un quinto palo. Este fue conocido como Los triunfos. Estas cartas se diferenciaron de los palos anteriores porque eran adornadas con magníficos dibujos de toda clase de escenas. Con pocas variaciones, estas figuras son casi las mismas que hoy en día conforman los 22 arcanos mayores del Tarot.
Gracias a la aparición de Los triunfos, el juego —conocido como Tarocco— se consolida en Italia, Alemania y Francia.
1. El primer mazo del tarot y el camino que recorrió para llegar a ser lo que hoy es
El primer mazo completo del Tarot del que se tienen registros corresponde al Tarot de Visconti-Sforza. Este Tarot, de inmensa belleza, fue hecho a mano, nada más y nada menos, que por encargo del Duque de Milán.
En este lujoso Tarot, aparecieron figuras de altísima importancia, como El mago, el colgado o La emperatriz, acompañadas de la mayoría de las figuras que componen a los arcanos mayores.
Con el tiempo, el mazo del Tarot en Italia se organizó en 78 cartas. 22 de ellas triunfos. Ellas se numeraron del 1 al 21, complementadas por la carta El loco, sin número. Las 56 cartas restantes se dividen en cuatro palos (mencionados anteriormente). Estas copas van del 1 al 10 y se complementan con figuras correspondientes (Rey, Reina, Caballero y Paje).
2. El Tarot de Marsella y los secretos de la humanidad
Ya a finales del siglo XV y después de la conformación de la baraja de Tarot italiana, Francia realizó algunas modificaciones que dieron origen al Tarot Marsellés. Dentro de estas modificaciones, vale resaltar la numeración en números romanos en la parte superior de la carta y el nombre de esta en la parte inferior, en francés.
Se cree, y según testimonio de uno de los descendientes de un impresor marsellés del Tarot, que el Tarot de Marsella guarda algunos de los secretos más sagrados de la humanidad en los naipes.
Esto significa que el Tarot resguardaría el conocimiento ancestral, señalando la aparición de símbolos como El Papa y el juicio final, así como algunas referencias a la Cábala judía y a la tradición musulmana.
El ocultismo francés y la relación indisoluble entre el Tarot y el mundo de la magia
Fue hasta el siglo XVIII cuando se revalorizó la condición mística del Tarot. En 1789, Jean-Baptiste Alliette publicó una baraja de 78 cartas, considerándola como una herramienta de adivinación. Alliete afirmaba que este contenía rastros de las virtudes del dios egipcio de la sabiduría: Thoth.
De la mano con esta consideración, nacieron también otras analogías, como la que vincula al Tarot con la astrología y la Cábala.
Todas ellas llevaron a nuevas interpretaciones en las que este juego de cartas adquiría propiedades mágicas y adivinatorias. Propiedades que hoy en día siguen vigentes.
A modo de conclusión, vale la pena recalcar que, a pesar de las múltiples discusiones acerca de la interpretación del fascinante origen de estas cartas, la importancia del interés y las investigaciones que las rodean intensifican la relevancia del Tarot en la sociedad moderna, tan deseosa de enfrentar la vida con valentía y, por supuesto, sabiduría.