Entre los avances más sorprendentes de los últimos años vale mencionar a las energías renovables. Con ellas, los diferentes gobiernos y territorios han apostado por el cuidado del medioambiente, en aras de crear un futuro sostenible, ecológico y respetuoso con el entorno que nos rodea. Dentro de dichas alternativas de generación de electricidad se encuentra la energía eólica, aquella que transforma el viento en energía. A lo largo de este artículo te contaremos cómo se logra esta transformación, así que… ¡Vamos a por ello!
¿Qué es la energía eólica? La alternativa renovable del futuro
Como mencionamos en la introducción de este capítulo, la energía eólica es aquella generada a través del movimiento y fuerza del viento. Ella transforma la energía cinética (producida a partir del movimiento) que hace parte de las corrientes de aire a través de un proceso de extracción con aerogeneradores que permite el paso de energía cinética a energía mecánica y, de ahí, a energía eléctrica.
Este tipo de energía puede ser de dos clases: en primer lugar está la energía eólica terrestre, la cual —como su nombre lo indica— aprovecha el viento generado por los parques eólicos emplazados en tierra y, en segundo lugar, la energía eólica marina, la cual aprovecha el viento que se produce en altamar, ya que allí alcanza una velocidad mayor y más constate.
En cualquiera de los dos casos, es imprescindible conocer cómo se mide el viento. Para realizar esta medición, los expertos en energía eólica implementan dos parámetros complementarios: velocidad y dirección. La velocidad se mide en Kilómetros por hora (Km/h) o metro por segundo (m/s) a través de herramientas como el anemómetro. Por otro lado, la dirección se determina con una veleta. Además, existen las torres de medición del viento, las cuales son estructuras metálicas en las que se instalan los dispositivos necesarios para llevar control del viento y se emplazan a alturas diversas.
De esta manera, la energía eólica aprovecha al máximo la potencia del recurso energético más antiguo explorado por el hombre y que se convierte en uno de los grandes aliados para la reducción de gases de efecto invernadero.
Pero, entonces… ¿Cómo se transforma el viento en energía?
Ya hemos hablado de los parámetros generales que definen a la energía eólica. Ahora es momento de descubrir cómo funciona.
Como hemos mencionado, para aprovechar la energía cinética del viento y convertirla en energía eléctrica, es fundamental involucrar un aerogenerador (generador eléctrico que se mueve gracias a una turbina accionada por el viento). Las palas de este dispositivo le permiten girar a una velocidad constante o variable en función del movimiento del viento.
El movimiento de rotación de los aerogeneradores convierte las corrientes de viento a través de una serie de alambres de cobre y generadores eléctricos. Ellos serán los encargados de producir, claro, la energía eléctrica. Es importante que los aerogeneradores se orienten en la dirección del viento para que se activen sus tres partes fundamentales: el rotor (las tres palas y el buje) que capta la fuerza del viento y la convierte en energía mecánica; la multiplicadora, la cual eleva la velocidad del giro de 30 revoluciones por minuto a 1.500, y el generador que convierte la energía mecánica en energía eléctrica.
Vale resaltar que los aerogeneradores se agrupan —en gran número—en los parque eólicos, lo cual hace posible que se obtenga energía en grandes cantidades.
Los aerogeneradores que componen los parques eólicos se unen a través de cables subterráneos que transportan la energía eléctrica a diferentes subestaciones para, de ahí, ingresar a las redes de distribución, permitiendo que llegue a hogares, escuelas y demás edificaciones.
A modo de conclusión, no sobra recordar que la importancia de la energía eólica radica en que es una energía limpia, inagotable, de bajo impacto y bastante económica (coste por KW y mantenimiento).
Antes de despedirnos, nos gustaría conocer cuáles son tus opiniones sobre las energías renovables, especialmente sobre la protagonista de este artículo, ¡estaremos ansiosos por leerte!