El sol es una fuente de salud y también de belleza, pero de acuerdo a la frecuencia y duración de la exposición que realicemos a las radiaciones solares, los efectos podrán ser favorables o no tanto. Recuerda que el efecto del sol no es inmediato y puede aparejar algunos inconvenientes que detallaremos a continuación.
Piel roja, rojísima
El enrojecimiento de la piel después de una exposición al sol puede llegar a demorar hasta 24 horas en aparecer, ya que ése es el período de tiempo que necesitan los vasos sanguíneos para dilatarse y dejar llegar mayor cantidad de sangre a las células afectadas por los rayos. Además, también es lo que demora la piel en elaborar la “melanina”, o sea el pigmento que oscurece nuestra piel.
Las radiaciones del Sol y la capa de ozono
Las radiaciones del Sol que se reciben en la superficie de la Tierra cambian al atravesar la atmósfera. Hay algunas radiaciones que son portadoras de alto contenido energético, como por ejemplo los rayos gamma, UVC, UVB, etc. Los efectos de estas radiaciones sobre los seres humanos dependen de la energía, o sea de la capacidad de penetración en la piel.
La capa de ozono es la encargada de detener en cierta medida las radiaciones incompatibles con nuestra salud, los rayos ultravioleta, evitando así que lleguen hasta la superficie de la Tierra y provoquen alteraciones que en algunos casos pueden resultar letales. Todos somos conscientes del deterioro que sufre permanentemente la capa de ozono, a pesar que aún es muy difícil cuantificarla.
La penetración de las radiaciones en nuestro cuerpo
Las radiaciones solares penetran en nuestra piel según las características ópticas de la piel y la longitud de la onda de radiación. Existen cuatro procesos fundamentales y ellos son la reflexión, la difracción, la transmisión directa y la absorción. El bronceado es una forma de respuesta de la piel a las radiaciones del Sol, su capacidad cambia de una persona a otra y puede desarrollar distintas etapas como el bronceado directo o indirecto.
Debido a su fuerza y calor, los rayos solares también tienen la propiedad de quemar nuestro cabello, y conjuntamente con el efecto salina, el cabello puede llegar a aclararse en un simple síntoma de que está siendo afectado de manera negativa. Los rayos ultravioleta alteran la materia capilar y al mismo tiempo decoloran el cabello; más tarde aparecerá quebradizo y reseco. Entonces: ¡a cuidarse de los rayos del Sol!