En Supercurioso hablamos hace algún tiempo de la evolución de los anticonceptivos, y de los errores más comunes al usar condones. Hoy hablaremos de una pequeña cápsula que cambió la vida de la mitad de la población mundial, por lo menos: la píldora anticonceptiva.
¿Cuándo nació?
Tiene larga data. En los años 30 del siglo XX, ya se había logrado aislar y determinar la estructura de las hormonas esteroideas, y vieron que dosis muy altas de andrógenos, estrógenos o progesterona podían inhibir la ovulación. Existían para el momento extractos de estas hormonas provenientes de animales, y desarrolladas por farmacéuticas europeas; pero resultaban muy caras.
En la Universidad Estatal de Pensilvania un profesor de química orgánica, Russell Marker, desarrolló en 1939 una técnica para sintetizar progesterona de hormonas sapogeninas esteroideas vegetales, y lo hizo inicialmente con la zarzaparrilla, que resultó muy costosa.
Siguió investigando y luego de muchos experimentos botánicos dio con el ñame mexicano, que era considerablemente más barato y mucho más efectivo. Parke-Davis, su patrocinador, no estuvo muy interesado y Marker abandonó la Universidad de Pensilvania y cofundó Syntex (en 1944) con dos socios de Ciudad de México, empresa que acabaría con el monopolio europeo de las hormonas esteroideas reduciendo hasta en 200 veces los precios en los siguientes ocho años.
Sin embargo, ni las universidades, ni las compañías farmacéuticas ni los gobiernos le vieron utilidad.
Muchos estudios, investigaciones y pruebas fueron hechos durante los siguientes años con financiamientos privados, hasta que en 1956 comenzaron los primeros ensayos anticonceptivos en mujeres. Quienes dieron el primer paso y fueron considerados los padres de la píldora son Carl Djerassi, Luis Miramontes y George Rosenkranz, aunque al respecto Carl Djerassi confesara que nunca tuvo en mente el control de la natalidad. Todos los estudios estaban dirigidos, más bien, a resolver la infertilidad femenina.
La primera píldora: Enovid
Estas pruebas fueron realizadas una en Puerto Rico, en abril de 1956, y otra en Los Ángeles, en junio del mismo año, y al año siguiente se hizo un simposio de revisión de la píldora, llegando a la conclusión de que podía reducirse el contenido de estrógeno para disminuir así los efectos secundarios.
El 10 de junio de 1957 la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó la píldora para trastornos menstruales, y el 23 de junio de 1960 la aprobó oficialmente como anticonceptivo (aunque para ese momento, y en cálculos más bien conservadores, al menos 500.000 mujeres ya la estaban utilizando). Pero fue en julio de 1961 cuando se puso en venta.
¿Anticonceptivos para todas?
En aquella época, la sociedad norteamericana era bastante conservadora en lo que se refiere a sexo.
Los anticonceptivos no estaban disponibles para todas las mujeres, sólo las casadas, y eso en algunos estados de la Unión. En 1965, y tras el juicio Griswold v. Connecticut, se abrió la venta a cualquier mujer con marido oficial, y a las solteras (que tampoco les vendían la píldora en todos los estados) después de otro juicio, el de Eisenstadt v. Baird, en 1972.
¿Nos importan los efectos secundarios?
Los efectos colaterales de la píldora anticonceptiva han sido muchos. Por ejemplo, el riesgo de sufrir trombosis venosa se incrementaba, igual que los accidentes cerebrovasculares, o los infartos agudos al miocardio; las mujeres que fumaban o eran hipertensas se veían más afectadas, y no fue sino hasta 1969 cuando la periodista y feminista Barbara Seaman publicó su famoso libro El caso de los médicos contra la píldora, que se organizaron audiencias para discutir estos efectos.
Tras muchos reveses, discusiones y sin duda decepciones, un grupo de mujeres –activistas, feministas y profesionales– logró que se dictara una ordenanza para incluir prospectos donde se explicase los posibles efectos secundarios y riesgos, de modo que la mujer que decidiera tomarlos estuviese mejor informada.
A día de hoy, la píldora ha sido notablemente mejorada y contiene un tercio menos de estrógeno que su antecesora y dosis más bajas de distintas y más potentes progestinas.
Una píldora, muchos cambios
Indudablemente, la píldora fue un detonante mayúsculo para la liberación femenina en muchos aspectos, entre ellos, por supuesto, el sexual. Pero también influyó en lo político y lo laboral, pues al decidir ellas mismas cuándo y con quién tener hijos, sin privarse de la libertad sexual, no tenían que renunciar a sus carreras o a sus trabajos por la llegada de un hijo no deseado. O meterse en matrimonios infortunados o tener que enfrentar sola la crianza de su bebé.
La píldora les dio control sobre sus cuerpos y sobre sus vidas. En 2014 cumplió, nada más y nada menos que, 53 años en el mercado.
¿Y tú qué piensas? ¿Crees que la píldora fue un invento acertado?