Hay un caso que siempre ha traído de cabeza al FBI. Archivado seguramente en la sección de «casos imposibles sin resolver», el nombre de D.B Cooper se alza como uno de los más desafiantes personajes del siglo XX, capaz de movilizar a un país y a la prensa más sensacionalista.
El señor D.B. Cooper tuvo la audacia de secuestrar en 1971, un avión, el Northwest, que realizaba el trayecto entre Portland y Seattle. ¿La finalidad? Llevarse 200.000 dólares. Una proeza que consiguió, pero hay un aspecto que llevó a la fama a este singular personaje: huyó en pleno vuelo. Abrió la compuerta trasera del avión y se lanzó en paracaídas, en medio de una noche de lluvia y niebla.
¿Quieres saber lo que ocurrió después?
El misterio sin resolver de D.B Cooper
Según las descripciones, Dan Cooper tenía unos 45 años, vestía gabardina negra, mocasines y un traje oscuro. Sabía muy bien lo que quería y cómo debía conseguirlo. Después de que el Boeing 727-100 despegara, le entregó una nota a la azafata, «Tengo una bomba en el maletín». Y en efecto, la llevaba. Consiguió que aterrizaran el avión de nuevo en Seattle, y que el FBI, le trajera 200.00 dólares sin marcar, a cambio de que nadie saliese herido. A cambio, por supuesto, de no hacer explotar aquella bomba.
Y mientras aguardaba, se bebió unas cuantas copas de bourbon. No tenía prisa ni miedo. Parecía que lo tenía todo previsto.
Una vez le fue entregada la cantidad acordada, Cooper liberó a los pasajeros y, para sorpresa de las autoridades, ordenó al piloto que emprendiera el vuelo de nuevo, esta vez, hacia México D.C. Hemos de recordar que era un 24 de noviembre, una noche oscura y desapacible en la que, tras elegir una zona aparentemente adecuada y justo cuando se encontraba en una franja cercana a Portland, D.B Cooper, se lanzó al vacío para desconcierto de la tripulación. No notaron más que un breve instante de cambio de presión, justo cuando el secuestrador, abrió la compuerta trasera del avión.
Fue entonces cuando se activaron las labores de búsqueda. Patrullaron todo el estado de Oregón, rastrearon bosques, lagos, una labor que duró años y donde participó el ejército de Estados Unidos, policías, agentes federales, vecino de las zonas de Portland e incluso de Washington. ¿Encontraron alguna pista? Muy poco:
- En 1978, un cazador encontró a las orillas del río Columbia, un folleto plastificado con instrucciones para abrir la puerta trasera de un Boeing 727. Cuando lo analizaron, se descubrió que era precisamente del avión secuestrado en 1971.
- El 10 de febrero de 1980, Brian Ingram, un niño de ocho años, encontró también en el río Columbia, 5.880 dólares en billetes muy fragmentados y destrozados. Para muchos, eran los restos de aquellos 200.00 dólares que D.B Cooper robó. Pista que podría dar a entender que, seguramente, acabó cayendo en un río.
- En el 2011, los medios estadounidenses se sorprendieron con una noticia. Marla Cooper, era una mujer de Oklahoma que contactó con la CNN para revelar algo muy impactante: era ella la sobrina de D.B Cooper, y aseguraba además, que su tío, falleció en 1999. Marla recordaba que cuando era muy pequeña sus tíos planearon un robo, reunidos en la casa de su abuela. Algo que su padre le recomendó «olvidar».
- El agente del FBI Fred Gutt comentó a la CNN que la historia era consistente, y que sí, que es muy posible que Marla sea la sobrina de D.B Cooper. No obstante, para otros agentes esto no significa nada, puesto que lo más probable es que el nombre de D.B Cooper fuera falso, ya que existe un héroe de cómic, un personaje de la Real Fuerza Aérea Canadiense, al que llamaban de igual modo.
- De momento, no hay ninguna prueba sobre su existencia más allá del 24 de noviembre de 1971. Así que la conclusión más probable, es que el famoso secuestrador del Boeing 727-100, jamás lograra abrir su paracaídas, y que su cuerpo, acabara arrastrado por un río. No obstante, el caso aún no se ha cerrado…
¿Cuál es tu teoría? ¿Crees de verdad que logró sobrevivir y disfrutar de los 200.000 dólares? Si te ha gustado esta historia, descubre también al multimillonario que se negó a pagar el rescate por su nieto.