Tuvo mucho éxito, tanto, que su comercialización se extendió desde 1849 hasta bien entrado el siglo XX. Se trataba del infalible jarabe de la señora Winslow, un tónico «curalotodo» con el cual se aliviaba cualquier problema o dolencia infantil. Era, por así decirlo, el aliado perfecto para toda mamá de finales del siglo XIX que deseara, por ejemplo, pasar toda una noche de sueño tranquilo sabiendo que sus bebés no iban a despertarla en medio de la noche con sus lloros.
¿Imaginas ya la composición del famoso y aterrador jarabe de la señor Winslow?
El famoso calmante de la señora Winslow
La causa principal por la que este compuesto medicinal se comercializó durante varios años con total tranquilidad fue debido, ante todo, por la fama del propio jarabe, por el boca a boca, por la eficaz campaña de publicidad y, sobre todo, por un informe que publicó la revista «American Medical Times» en 1860, donde se avalaba la utilidad del jarabe calmante.
Este supuesto «medicamento» fue elaborado por la señora Charlotte N. Winslow en 1849, y eficazmente comercializado por sus sobrinos, Jeremías Curtis y Benjamin A. Perkins, en Bangor. Nada más salir al mercado contó con el apoyo de todos los medios, desde periódicos a programas de radio. Se incluía su imagen en libros de receta, en calendarios, en libros infantiles… Fue una campaña perfecta que impactó de inmediato en la población y, en especial, en aquellos colectivos a quienes iban dirigidos: las madres.
Para comprender cómo se vendía y publicitaba el jarabe de la señora Winslow, basta con darte el ejemplo de lo que se publicaba en 1870 en periódicos locales como el «The Telegraph Hampshire». Toma nota, seguro que te sorprende:
¿Quién podía resistirse a esas maravillas? Se vendía en Estados Unidos y en Reino Unido, y fueron miles los niños de entre 6 meses y 8 años quienes recibieron este peculiar tratamiento. ¿Quieres saber cuál era la auténtica composición del jarabe de la señora Winslow?
- Sulfato de morfina (65 mg por onza fluida ).
- Carbonato de sodio.
- Distintos tipos de licores, uno de ellos era Foeniculi (un tipo de planta).
¿Imaginas cuáles eran las consecuencias de tomar regularmente el licor de la señora Winslow? Los niños se volvían dependientes. Obviamente el dolor quedaba aliviado, y los niños dormían plácidamente debido a la morfina, pero si la madre cometía el error de dar al niño una dosis elevada, las criaturas podían fallecer.
Muchos bebés sufrieron los efectos de esa dependencia, con lo cual, al final, presentaban síntomas de nerviosismo e irritabilidad. A pesar de ello, y para sorpresa de muchos, no fue hasta llegado el año 1911 cuando la Asociación Médica de Estados Unidos publicó un trabajo sobre «Asesinos de bebés», ahí donde se incluían diversos medicamentos que estaban causando graves daños en la población infantil, estando entre ellos el famoso jarabe de la señora Winslow.
No obstante, a pesar de las denuncias y de la alarma médica, el jarabe no fue retirado del mercado hasta 1930. Desconocemos cuántos niños pudieron llegar a fallecer a causa de este supuesto remedio, pero lo que sí quedo patente es que muchos pequeños acudían a las consultas de atención primaria con todos los síntomas de un adicto a la morfina. Simplemente inconcebible.
Y recuerda, si te ha gustado este artículo descubre también aquellos años en que fumar, era bueno para la salud.