¿Cuándo fue la última vez que envió una carta por correo postal? Quizás tenga años, ¿y un mensaje en una botella? Quizás nunca, pero hay quien sí lo ha hecho y ha tenido respuesta.
Poco antes de la pasada Navidad el matrimonio holandés formado por Jacqueline y Pieter Piket estaban paseando a su perro en un dique de su localidad, en Zelanda, cuando encontraron una botella plástica. Esto fue posible gracias a que su perro se “vuelve loco” por las botellas de plástico, en palabras de Pieter Piket. Dentro de la botella había un mensaje que fue escrito hace 23 años.
La carta, fechada a 12 de septiembre de 1990, era de una niña inglesa llamada Zoe Lemon. En ella relata que le gusta el ballet, tocar la flauta y el piano, que tiene un hámster llamado ‘Sparkle’, un pez llamado ‘Speckle’ y una hermana llamada Rebecca, de 14 años de edad. También una dirección postal real de Inglaterra.
El matrimonio decidió enviar una carta a la dirección que contenía el mensaje. La dirección es el domicilio de los padres de Zoe.
Sus padres cuando reciben la carta se la llevan a su hija al visitarla en Navidad en Pendlenton. Zoe, ahora casada y de apellido Averianov, tiene 33 años y un hijo de cinco. Ella menciona: “Lo primero que vi era mi escritura de cuando era niña y mi pequeña letra contando quién era yo y cuáles eran mis animales de compañía y mis hobbies. Me emocioné un poco». Ha mantenido comunicación con la pareja holandesa y pedido fotos del lugar donde encontraron su mensaje.
Ahora se sabe que su padre, John Lemon, actualmente de 68 años de edad, fue quien animó a su hija a escribir y lanzar el mensaje al mar durante un viaje familiar con destino a Alemania cuando navegaban en ferry entre Inglaterra y Bélgica. Está tan emocionado, al igual que su hija, que incluso planean viajar a Zelanda para conocer a la pareja descubridora.
Las comunicaciones son ahora demasiado rápidas, en “tiempo real”, tan rápidas que podemos estar en muchos sitios. Sin embargo esa misma velocidad y “telepresencia” está minando la comunicación y convivencia más importantes, que son con la familia.
Fraternice con sus padres, cónyuge e hijos, no a través de un dispositivo electrónico, mejor hágalo en verdadero “tiempo real”: Jugando, conversando, saboreando el desayuno, dando un paseo al aire libre, enviando una carta por correo postal a algún amigo; y por qué no… podrían incluso enviar un mensaje en una botella de plástico. Quizás jamás le respondan, pero su hijo nunca olvidará que apartó el tiempo necesario para hacer algo juntos.