Estamos acostumbrados a escuchar desde la escuela que la democracia occidental, el estado republicano y sus instituciones nacieron en Grecia y Roma, pero la verdad es que el sistema de gobierno que rige hoy en día casi todos los países occidentales surgió en tiempos más recientes, en gran medida por el enfrentamiento de nobles feudales contra sus monarcas, y las negociaciones y conflictos que llevaron a la creación del estado moderno.
Y aunque es poco conocido o difundido, este proceso comenzó en el reino de León, en la península ibérica.
La Carta Magna e Islandia
El parlamento europeo más antiguo que se conoce, y que aún funciona, es el de Islandia, conocido como el Alþingi o Althing, fundado en el año 930 de nuestra era, pero que no influyó en el resto de los países europeos por el relativo aislamiento de esta nación.
El parlamento antiguo más conocido –en parte debido a novelas como Ivanhoe, de Walter Scott y a las películas sobre Robin Hood– es el que resultó del enfrentamiento de los nobles ingleses contra su rey, Juan I (también conocido como “Juan Sin Tierras”), y que culminó con la elaboración de la Carta Magna, aceptada por el rey el 15 de junio de 1215, y en la que se limitaban los poderes de la monarquía, se separaba la iglesia del estado, se establecía el derecho de propiedad y el uso de la ley para dirimir los conflictos entre los nobles y el reino.
Este año se celebran ochocientos años de este suceso, que realmente no fue el primero de su clase en Europa, aunque sí el más conocido.
Las Cortes de León de 1188
En el siglo XII el reino de León se vio en problemas, debido a su participación en las guerras de la Reconquista (que se habían detenido) y a problemas económicos causados por las guerras con los reinos de Portugal y de Castilla. Estas guerras obligaron a la corona leonesa a crear nuevos impuestos para cubrir los costos de estas empresas y, en contrapartida, nobles y ciudadanos comenzaron a exigir mayores derechos.
Esta situación culmina con la convocatoria a una Cura Regia (Corte de Rey) hecha por Alfonso IX de León, en 1188, y que tuvo como novedad la participación, además de los nobles y el clero, de representantes de las ciudades con voz y voto.
Alfonso IX estaba recién elegido y su gesto no fue gratuito: incorporó a los ciudadanos porque estaban descontentos y eran los que contaban con recursos para los proyectos y empresas bélicas del reino.
Las Cortes se realizaron en la Basílica de San Isidoro y entre sus decretos ratificados y nuevos se encuentran éstos, muy curiosos por lo modernos que resultan:
- Protección para los ciudadanos contra los abusos de los nobles, el clero y el mismo monarca.
- Inviolabilidad del domicilio y del correo.
- Respeto a la propiedad individual.
- Consulta ciudadana en casos de declaración de guerra o acuerdos de paz.
Estos decretos han sido considerados por la Unesco como “el testimonio documental más antiguo del sistema parlamentario europeo”, y su ejemplo fue seguido poco después por otros reinos de la península ibérica –como Navarra y Aragón– y de Europa.
Como ves, gracias a esta Cura Regia, hoy gozamos de libertades que nos parecen muy comunes.
Si te interesa el tema histórico, consulta nuestro artículo sobre los espartanos.