Puede que al leer el título de este artículo te hayas dicho a ti mismo que no. Que a ti te va más esa música que te aporta energía, felicidad y una intensidad tan vibrante capaz de darte esa gasolina diaria con la cual, ver el mundo con toda sus bellezas.
Desde luego, lo tenemos claro. Nada es tan vivificante como la música que nos hace bailar, reír saltar… Ahora bien, te pondremos un sencillo ejemplo. ¿Qué sientes al escuchar canciones como «Tears In Heaven»? Ahí está. No podemos definirlo, pero las emociones se encienden en nuestro interior y el mundo parece detenerse casi por arte de magia.
Esta singular sensación parece tener ahora explicación científica. La verdad es que no hay nada que los científicos no intenten resolver, y aquí tenemos pues la conclusiones que un curioso estudio realizado por la Universidad de Berlín en el 2014, nos reveló para todos aquellos que aman este género.
Las canciones que nos hablan de amores imposibles, de ese dolor latente por no poder estar junto a quien amamos y hemos perdido, son para nuestro cerebro una forma de desahogo, de conectar con nosotros mismos, y a su vez, de relajarnos. Es como una especie de acto «gratificante» donde encontrar paz, a la vez que afinar las emociones más profundas de nuestro ser.
Estamos seguros de que este tema te va a parecer interesante.
El curioso placer que encontramos al escuchar música triste
Piénsalo durante un momento. Recuerda esa canción triste que tanto te gusta y que sueles escuchar una y otra vez. ¿Por que lo hacemos? ¿Somos masoquistas? ¿Nos deleitamos con el dolor? ¿Con identificarnos con esas letras y revivir así el sufrimiento en forma de «bucle»?
No se trata de esto. Según nos explican los científicos de este trabajo, Liila Taruffi y Stefan Koelsch, las razones serían las siguientes:
- La música triste suscita cierta atracción emocional para nuestro cerebro. Es algo catártico.
- La música es también un tipo de lenguaje, pero a su vez, es curioso saber que este tipo de lenguaje es posiblemente el más universal que dispone el ser humano. De hecho, es maravilloso ver en ocasiones cómo personas con Alzheimer, reaccionan positivamente al escuchar la música, «vuelven a conectar con el mundo».
- La música triste, nos hace pues «conectar» también con nosotros mismos pero de una forma tranquila y casi sedante.
- Las emociones que nos provoca, hace que profundicemos mucho más en el concepto de la tristeza, adquirimos cierto conocimiento y la gestionamos mejor. Es decir, es posible que al escuchar cierta canción recuerdes cosas de tu pasado, pero lo haces de modo más sosegado y hasta te alivia, hasta te ayuda a perdonar, a encontrar paz.
- Muchas personas que participaron en este estudio dijeron poder «resolver» ciertos problemas emocionales al escuchar música triste. Otros, sin embargo, a pesar de evocar recuerdos del pasado, establecen cierta distancia y no llegan a esta profundidad, pero no obstante, también les es catártica.
- Según este estudio, la música triste despierta emociones más intensas que la música más festiva o alegre.
- Si la música triste nos consuela en ocasiones, se debe a que mientras escuchamos estas canciones el cerebro segrega prolactina, una hormona que sirve para «aliviar», y que aparece también cuando lloramos. Formaría pues parte de ese desahogo emocional que en ocasiones, no podemos conseguir en el día a día, pero sí cuando escuchamos canciones como «Tears in Heaven». ¿Estás de acuerdo?
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