¿Las has probado? ¿Te gustan de un modo tan exagerado que no comprendes muy bien por qué? Las Oreo, galletas de chocolate rellenas de deliciosa crema. Los anuncios nos han vendido desde siempre ese modo tan especial consumir estas galletas: ábrelas, separa las dos partes de chocolate, y, a continuación, lame la crema del centro.
No importa que tengas 7 o 70 años. Las Oreo son universales para todo paladar y toda edad. Pero ¿por qué nos gustan, por qué vamos al supermercado y acaba cayendo en nuestro carrito de la compra?
Las adictivas galletas Oreo
Una vez más los científicos nos sorprenden con sus investigaciones. Parece que cada día se levantan con el firme propósito de dar respuesta a esos pequeños enigmas de nuestra vida cotidiana. Investigadores del departamento de neurociencia del Connecticut College nos dieron hace poco un contundente dato: las galletas Oreo son tan adictivas como la cocaína.
Puede que te hayas quedado algo alarmado, que estés pensando ya en apuntar a tus hijos – y a ti mismo- en una clínica de desintoxicación para adictos al chocolate y a la crema. Pero deja que te demos más datos: estas conclusiones se han obtenido solo a nivel de laboratorio y con ratones. Lo realmente curioso es que cuando se les ofrece a los roedores una galleta Oreo, los animalitos abren las galletas y van directamente a la crema del centro. Cosa extraña ya que obviamente los ratones no suelen ver los famosos anuncios de la televisión. O eso pensamos…
Sencillamente buscan aquello que más las satisface. El nivel de adicción de sus cerebros hacia esta crema es igual al que provoca el consumo de la cocaína. Según los expertos, estos datos pueden correlacionarse perfectamente al ser humano. ¿Sorprendido?
Las Oreo, fuente de grasas y azúcares
La verdadera finalidad de este estudio no era en esencia demostrar que las Oreo son tan adictivas como una droga. Lo verdaderamente preocupante es el potencial adictivo de los alimentos ricos en grasa y en azúcares, como lo es por ejemplo esta crema blanca elaborada a base de mantequillas y peligrosos aditivos. Según Joseph Schroeder estos alimentos nos aportan una sensación de placer tan abrumante que podemos compararlo perfectamente con el consumo de cualquier droga.
Las galleta Oreo estimulan una serie de estructuras neuronales que comparten los mismos mecanismos que cualquier otro tipo de opíaceo, abocándonos sin saberlo a tener que comprar este tipo de artículos habitualmente. Nos satisfacen y ni siquiera nos resistimos. Hay personas más propensas y más influenciables a este tipo de componentes, tanto, que no pueden evitar comprarlos y consumirlos a pesar de saber que son dañinos para ellos.
Este estudio ha obtenido una gran relevancia en EEUU, un país donde el índice de obesidad y muertes por infartos son cada año más elevados y preocupantes. Así pues, cada vez que vayas a la cocina a por ese paquete de Oreos (o cualquier otro tipo de dulce) recuerda que este comportamiento tiene un componente adictivo.