No hace mucho te hablamos en Supercurioso sobre la forma más saludable y adecuada de superar el amor no correspondido. Queda muy claro que en materia afectiva, el sufrimiento es muchas veces inevitable, y aunque si bien es cierto que todos lo hacemos a nuestra manera particular, hay también quién se pregunta si las mujeres sufrirán más que los hombres o a la inversa.
En ocasiones se tiene la incorrecta idea de que ellos, superan las rupturas más rápidamente que ellas, y que son las mujeres quienes de forma más común se ven inmersas en largos procesos de duelo. ¿Es esto verdad?
Empezaremos diciéndote que las generalizaciones nunca son aceptables ni convenientes. Cada uno de nosotros somos únicos y disponemos de nuestros propios recursos (más o menos adecuados) para afrontar las cosas. Es pues poco conveniente etiquetar o como decimos, generalizar.
Ahora bien, como en materia de estudios parece que casi todo ha pasado por la lupa de un grupo de científicos, hoy, en Supercurioso queremos hablarte del trabajo que realizó al respecto la universidad neoyorquina de Binghamton y la University College de Londres. El estudio se publicó en la revista Evolutionary Behavioural Sciencies.
Te invitamos a conocer los datos a continuación.
¿Es verdad que los hombres tardan menos en superar una ruptura?
Pues por la información obtenida parece que no. Según nos explica el director del estudio, Craig Morris, investigador de antropología, la mujer sufre de forma muy intensa justo después de la ruptura, pero con el tiempo se va reponiendo. Y aún más, puede salir fortalecida de ello, es decir, actúa a menudo con resiliencia.
En el caso de los hombres, el proceso parece ser diferente. Siguen avanzando, no evidencian el sufrimiento de forma abierta, sino que lo internalizan y pueden arrastrar esa tristeza, es frustración o sentimiento de pérdida, durante muchos años.
De hecho, según nos explican puede ser algo muy autodestructivo en algunos hombres. Esto no quiere decir en absoluto que siempre sea así, sino que según este estudio, por término medio, lo que puede llegar a ocurrir en una mente masculina es lo siguiente:
- Se pierde la concentración, cuesta mucho centrarse en la tarea, en el trabajo, los estudios…
- Puede generarse durante un tiempo una insensibilidad emocional. Pueden iniciarse nuevas relaciones, pero «falta algo», no son auténticas.
Las mujeres, por su parte, viven el proceso de una forma muy intensa justo después de sufrir la ruptura. Su mundo queda «inmovilizado» por completo durante unos meses, nada fluye y se sienten como detenidas. Es común que sufran una tristeza muy intensa, un sufrimiento que según este estudio no se alarga demasiado, porque logran reponerse de forma más rápida y adecuada que los hombres.
Te preguntarás por qué ocurre esto, por qué esta diferencia a la hora de afrontar las rupturas.
– En el estudio se sugiere una explicación evolutiva: las mujeres son más selectivas y se focalizan en encontrar parejas adecuadas con las que conseguir estabilidad y proyección biológica. Si una falla, hay que buscar otra mejor.
– Por su parte, los hombres ven una ruptura como un fracaso, como el tener que competir ante otros por una pareja, dedicar tiempo, recursos, más esfuerzos… En vista de que hasta no hacía mucho… «lo tenían todo».
Obviamente, estas ideas responden a una visión evolutiva y biológica que no convence a muchos. Ahora bien, lo que sí queda claro es lo que podemos ver muy a menudo entre las relaciones de nuestros conocidos y las nuestras propias:
- Los hombres suelen interiorizar más el dolor, no verbalizan tanto sus sentimientos, sus emociones de una forma tan abierta que las mujeres. Es común aparentar estar bien, e intentar olvidar a través del trabajo, del deporte, pensando que el propio tiempo es el que cura.
- Las mujeres, por su parte, se hunden en un primer momento, pero esa «introspección», ese duelo interno les sirve a veces para reordenar un poco sus propias emociones. Las gestionan un poco mejor, las canalizan, las liberan y pueden dejar ir muchos resentimientos.
Queda claro que ninguno de nosotros somos expertos en esto de afrontar fracasos. Cada uno lo hace mejor o peor, como bien puede. No obstante lo más importante es no proyectar rabias o resentimientos, porque toda emoción negativa «nos esclaviza».
Hay que valorarse a uno mismo, y permitirse ser feliz de nuevo sin cargas y con esperanza. Si aparece una piedra en tu camino, no la cargues a tu espalda o el peso será insoportable. Aprende a superarla, y después, déjala ir para avanzar, para descubrir cosas mejores.