A Iris Grace, esta niña británica de 6 años, le apasionan y encuentra sentido a su vida a través de tres cosas: su violín, su gata Thula y la pintura.
Siente fascinación por los cambios en la naturaleza, por el rumor del agua, por ese viento que agita los campos, las ramas de los árboles, el fluir de los ríos o esos cielos que a instantes traen tormentas y al momento, asoman con un rayo de sol.
Iris es autista, y su mundo, entra en calma y equilibrio cuando tiene un pincel en sus manos. A día de hoy, esta pequeña artista de Leicestershire es conocida ya en todo el mundo. En Supercurioso te invitamos a saber más de ella.
Iris y Thula, una unión inspiradora
No es una simple afición, la pasión de Iris por la pintura es su forma de relacionarse y entender la vida que le rodea. Hay quien ve en su arte mucho de Claude Monet, otros quedan asombrados por la fuerza y la sutileza de esos trazos que traen la fugacidad, y el movimiento natural.
Fascinan sus colores, azules, rosados, celestes, grises, blancos y amarillos… Una calidez que arropa y que invita a soñar. Son como esos colores que vemos atravesando nuestras ventanas al amanecer, es el bosque al atardecer y es el brillo de los ríos en las tardes de verano. Y aunque te sorprenda, la firma de esta niña de 6 años es ya muy apreciada por los coleccionistas y galerías de arte de todo el mundo.
Arabella Carter-Johnson, es la madre de Iris, y nos explica que su hija necesita cada día el aire libre para sonreír, para andar y para relacionarse a su vez con los adultos. Le gusta atender el cielo y sus cambios, el sonido de los árboles y la forma en que el amanecer trae al atardecer, y el atardecer a la noche.
Otro de sus apoyos cotidianos es su fiel gata Thula. No puede hacer nada sin ella. Es su amiga observante mientras pinta, su compañera de sueños y paseos, ella su guardián y su fiel confidente. Es curioso por ejemplo descubrir que muchos de sus cuadros traen por título alguna referencia a Thula, como es el caso de una de sus obras más famosa: «Raining Cats».
Sus padres agradecen ante todo que encuentre su forma de comunicación a través de la pintura, de hecho, hasta que no descubrió esa pasión Iris era una niña hermética, presentaba un espectro autista muy restringido donde el lenguaje y la interacción era muy escasa. Sólo la música lograba calmarla, pero cuando descubrió el placer de coger un lápiz o un color para hacerlo bailar por una hoja en blanco, en su mente se abrieron muchas puertas.
Tanto es así que a día de hoy es toda un referente para otros niños con autismo, a los que intenta ayudar iniciándolos en la pintura. Y más aún, personajes del mundo del cine tan conocidos como Asthon Kutcher o Daniel Radcliffe han promocionado sus pinturas y se han interesado tanto por ella como para promocionarla en muchos actos.
Parte de la recaudación que consigue Iris con la venta de sus cuadros, se invierte en centros de terapia para niños autistas. Una buena iniciativa que nos encanta y que a su vez, nos permite conocer a personas tan inspiradoras como la propia Iris.
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