A los Rhinogrades o también conocidos como Snouters, se les considera como uno de los animales más asombrosos de la naturaleza. Disponen de una especie de apéndices nasales que les sirve para adaptarse a cualquier superficie. Pueden obtener alimento de los ríos, de la tierra e incluso de los árboles.
Ahora bien, lo verdaderamente asombroso de esta especie no son sus apéndices, ni su forma a medio camino entre calamar y ratón de campo, o incluso la musaraña. Lo increíble radica en que fue una gran invención por parte de un zoólogo, Gerolf Steiner. Porque en efecto, los Rhinogrades no existen.
Fue este célebre zoólogo quien fue capaz de desafiar a la comunidad científica, y dar forma a estas criaturillas para escribir un auténtico manual describiendo esta singular especie en 1961. El libro se llamó «Bau und Leben der Rhinogradentia» (los Snouters: forma y Vida de la Rhinogrades). Y tuvo un notable éxito.
La historia de este hecho fue tan curiosa, fantástica y entrañable que deseamos compartirla contigo para al menos, arrancarte una sonrisa.
Todo empezó en Japón, durante la II Guerra Mundial
¿Qué tiene que ver la II Guerra Mundial con los Rhinogrades? Para crear a sus falsas criaturas, Gerolf Steiner, debía dar un contexto creíble al hallazgo. Y para ello nada mejor que inventarse a un personaje. ¿Su nombre? Einar Pettersson-Skämtkvist, un hombre que siendo prisionero del ejército nipón, logro escapar en 1941 echándose al mar.
Las corrientes lo llevaron a una pequeña isla que no aparecía en los mapas. Un lugar singular habitado, exclusivamente, por seres muy-muy singulares. Eran animales que al parecer, habrían surgido por un camino diferente a la evolución natural del resto de especies.
Más tarde, cuando Einar logró volver a su país comunicó su experiencia a un naturalista. A Harald Stümpke. Se organizó una expedición bastantes años después, en 1957, logrando así encontrar ese archipiélago único en el mundo al que llamaron Hi-yi-yi o Hi-IAY islands.
Los Rhinogrades
Stümpk estudió durante meses a estos seres a los que llamó Rhinogrades. Eran unos pequeños mamíferos similares a las musarañas y que destacaban, ante todo, por tener esos apéndices nasales únicos que les servían casi para cualquier cosa. Gracias a ese tiempo de trabajo, el naturalista alemán Harald Stümpk, escribiría una monografía titulada «Bau und Leben der Rhinogradentia».
El libro está lleno de bocetos y preciosos dibujos (imagen inferior) que describen perfectamente a esta especie de animales que usan sus apéndices para pescar, caminar y aferrarse a las ramas, o incluso atrapar insectos con su cola, que por cierto…¡Era pegajosa!
Nos explicaba además que existen hasta 14 familias de Rhinogrades o Snouters, como por ejemplo: Archirrhinos, Rhinolimacius, Emunctator, Dulcicauda, Columnifax, Rhinotaenia, Rhinosiphia, Rhinostentor, Rhinotalpa….
El profesor Stümpke escribe en su libro que no es posible ver de nuevo a los Rhinogrades. ¿La razón? Porque ya no existen. Porque en los años 70 hubo un terremoto, y este archipiélago, simplemente, desapareció bajo las aguas y con ellas, claro está,su singular (y fantasioso) reducto zoológico único en el mundo.
La asombrosa invención de Gerolf Steiner
Como ya puedes imaginar, el tal Harald Stümpke era en realidad Gerolf Steiner. Lo que pretendió con esta invención y con la creación de su exquisito estudio sobre los Snouters era demostrar que tal hecho, podría ser muy bien posible, y que cualquiera podría dar al mundo de la ciencia y la naturaleza una invención de semejantes características como el que él mismo había hecho.
Es pues, una bonita obra de ciencia-ficción. Ahora bien, el impacto cultural fue inmenso, puesto que los Rhinogrades son muy apreciados en muchas corrientes artísticas, aún en la actualidad. Te sorprenderá saber por ejemplo que ha tenido su influencia en el arte japonés, e incluso en la música. A esta moda surgida ya en los 80, se le llamó la «Rhinogradentia», y se la conoce como la broma biológica más entrañable y conocida.
El libro ha sido reeditado varias veces, e incluso en el 2004 la Federación Rusia de Biología Marina, afirmaron haber descubierto dos nuevos seres marinos muy similares a los Rhinogrades. No obstante, por muy asombrosos, curiosos y encantadores que sean estas criaturas, todos sabemos que en la propia naturaleza existen animales igual o más asombrosos. No hace falta recurrir a la fantasía como lo hizo Gerolf Steiner para hacer una broma o desafiar al mundo de la biología con «una especie nueva y nunca vista».
La naturaleza, por sí misma, siempre nos asombra cada día.
Si te ha gustado esta pequeña historia, no dudes en conocer otro animal increíble, y por supuesto, real: los pequeños murciélagos blancos.