Una nueva investigación ha demostrado que la exposición temprana a la contaminación del aire causa cambios dañinos en el cerebro como los que se ven en el autismo y en la esquizofrenia. Los hallazgos en ratones sobre la contaminación la vinculan con las tasas más altas de autismo en los niños, especialmente varones.
El efecto de la contaminación en una exposición prematura
Al igual que en los seres humanos, fueron sobre todo los ratones machos los más afectados por los efectos de la contaminación en este estudio. Además de sufrir daños físicos en el cerebro, no tuvieron tampoco buenos resultados en pruebas de memoria a corto plazo, ni la capacidad de aprendizaje ni en la impulsividad.
En una serie de experimentos, los científicos expusieron a ratones a los niveles de contaminación del aire que se encuentran habitualmente en las ciudades de tamaño medio en las dos primeras semanas después del nacimiento.
Los ratones examinados a las 24 horas tras la última exposición mostraron evidencias de inflamación «galopante» en todo el cerebro. Los ventrículos cerebrales estaban llenos de líquido en ambos lados del cerebro y también se vio una ampliación de dos o tres veces respecto a su tamaño normal.
El investigador principal, la profesora Deborah Cory-Slechta, de la Universidad de Rochester, EE.UU., dijo: «Cuando miramos de cerca los ventrículos, pudimos ver que la sustancia blanca que normalmente los rodea no se había desarrollado plenamente. Parece que la inflamación había dañado las células cerebrales e impedido que la región del cerebro se desarrollase, y los ventrículos simplemente se expandían para llenar el espacio.”. Y añadió: “’Nuestros resultados se suman a la creciente evidencia de que la contaminación del aire puede jugar un papel importante en el autismo, así como en otros trastornos del desarrollo neurológico.»
Los mismos defectos se observaron en otros grupos de ratones 40 y 270 días después de la exposición, lo que sugiere que los efectos son permanentes. Los cerebros de los tres grupos de ratones también mostraban elevados niveles de glutamato, un neurotransmisor que influye, entre otros, sobre la habilidad para aprender. El exceso de glutamato está relacionado también con las migrañas, la enfermedad de Alzheimer o la fibromialgia, así como con el autismo y la esquizofrenia.
El efecto en el ser humano
Esta investigación, publicada en la revista Environmental Health Perspectives, se centró en las partículas de carbono ultra-finas producidas por fábricas y vehículos de motor. Al ser tan pequeñas, las partículas pueden viajar profundamente en los pulmones y llegar a ser absorbidas por el torrente sanguíneo.
El año pasado, un estudio publicado en la revista JAMA Psychiatry mostró que los niños que pasan el primer año de vida en las zonas altamente contaminadas por el tráfico son tres veces más propensos a desarrollar autismo.
Debemos cambiar nuestros hábitos para contaminar menos y preparar un mejor planeta para las futuras generaciones que están por venir. Si eres una persona concienciada sobre la importancia de respetar nuestro planeta, te aconsejamos que sigas la página de Ecología Útil, en ella encontrarás cientos de trucos para evitar dañar aún más a la naturaleza.