No hay día en que no nos sintamos impresionados e impactados por el drama humano que acontece con los refugiados de Irak, Siria o esos otros países que movilizan ya a cerca de 60 millones de personas desplazadas de sus hogares a causa de las guerras, y en especial de ISIS.
Organizaciones Humanitarias como «Médicos Sin Fronteras» nos indican que este drama es la peor crisis de refugiados acontecida desde la Segunda Guerra Mundial, de hecho, no tardaremos en superar aquellos datos.
Queda claro que imágenes como la de esos niños sin vida en las costas de Grecia son imposibles de olvidar de nuestra memoria, y que para muchos, la historia como la de este gato no se puede comparar con la tragedia de todos estos pequeños.
Ahora bien, desde nuestro espacio queremos contarte la historia de Kundush, este gato de pelaje blanco, para sensibilizarnos del acto terrible de todas estas personas obligadas a tener que dejar todo lo que les define: una patria, una casa, familia, amigos… y obviamente, mascotas.
Lo ocurrido con este pequeño animal es un ejemplo de esperanza, y como la buena fe de muchas personas, puede de nuevo traer la sonrisa a muchos niños. Te invitamos pues a conocer a un gato valiente: Kundush.
Descubre la historia del GATO REFUGIADO que se ha convertido en un héroe
Kundush, nuestro protagonista, es un gato de pocos años que hasta no hace mucho, llevaba una vida más o menos normal con su familia de 6 miembros en Iraq. En los últimos meses, la situación en Mosul era ya insostenible, y los ataques sangrientos de ISIS obligó a «su familia humana» a tener que abandonar el país e iniciar una larga travesía a otros lugares más seguros donde poder iniciar una nueva vida.
No lo dejaron atrás. La madre, y sus cinco niños, lo llevaron con ellos como un miembro más, alguien imprescindible al que no querían renunciar. Todo fue más o menos bien hasta que llegaron a Turquía, instante en que debido a la gran afluencia de personas, empujones, colas e instantes de desesperación, hizo que lo perdieran justo cuando embarcaron rumbo a la isla griega de Lesbos.
Kundush quedó abandonado, y aunque los 5 niños hicieron lo posible por buscar al gato, las prisas y el miedo, acabaron por añadir mayor tragedia a aquel viaje ya de por sí tan duro. El gato, perdido, sucio y hambriento, llegó hasta el pueblo pesquero de Skala, donde otros refugiados y voluntarios empezaron a cuidar de él sabiendo que pertenecía a alguna de esas familias que cada día, ponían rumbo a Alemania o a otros puntos de Europa.
Nadie conocía su nombre, pero no tardó demasiado en recibir otro igual de hermoso: lo llamaron Didas, el nombre griego del dios Zeus. En en este punto donde se inicia lo mágico de esta historia, lo esperanzador y lo que de verdad nos conmueve: los voluntarios que cada día atienden a los refugiados decidieron iniciar una campaña para encontrar a los dueños del gatito perdido, mientras éste, era atendido y cuidado por otra familia adoptiva de Berlín que soñaba también con unir al animal con los suyos.
¿Obtuvo resultado esta iniciativa? Desde luego. Didas tuvo cuenta en Twitter y Facebook, y justo cuando los suyos habían logrado llegar a Noruega 4 meses después, descubrieron que su querido Kundush «estaba buscándoles». Llegados a este punto hemos de informarte de otro dato igual de emocionante: se creó una campaña en las redes sociales para financiar el viaje y el cuidado del Kundush hasta Noruega, se recaudaron cerca de 1.700 euros.
Días después, aconteció el emotivo encuentro que podemos ver ya en fotografías. Ahora bien, esta noticia que a muchos nos emociona y alegra, otros lo ven con algo de escepticismo e inquietud: ¿Es esto un acto de discriminación? ¿Se moviliza más la gente para ayudar a un gato que a una persona? Es aquí donde se abre el debate, y donde deseamos sin duda que nos des tu opinión al respecto.
Nos encantaría conocerla. Mientras, te invitamos a recordar nuestro artículo sobre la historia del gato callejero y su dueño Bob