Nada podía imaginar la chica afroamericana, cuyo nombre de nacimiento fue Loretta Pleasant, que las células de un tumor cancerígeno que la mataría a los 31 años de edad se convertirían en las células HeLa, acrónimo de Henrietta Lacks, células que hasta el día de hoy son consideradas inmortales.
Por eso es necesario hacerle un sitio en nuestra página con un artículo sólo para ella, en donde podamos explicar de qué se trata más o menos. Más o menos, porque aún los científicos no han podido descifrar por completo la increíble particularidad celular del cáncer cérvicouterino que terminó drásticamente con la vida de Henrietta.
El extraordinario caso de Henrietta Lacks, o las inmortales células HeLa
Henrietta nació en agosto de 1920 en Roanoke, Virginia. Sus hijos y nietos nunca supieron por qué cambió su nombre Loretta por Henrietta, el caso es que siempre la conocieron como Hennie.
Se casó con su primo David Lacks, lo cual fue una sorpresa para todos porque consideraban que habían crecido como hermanos. Tuvieron 5 hijos, el último de los cuales nació apenas cuatro meses antes de que a Henrietta le diagnosticaran cáncer, en 1951. Ella murió en octubre de ese mismo año.
Ese tumor cervical era totalmente distinto a todos los que hasta ese momento había visto el doctor Howard Jones, el ginecólogo que la trataba. Antes de comenzar el tratamiento, le extrajeron células del carcinoma para fines de investigación, y en aquel tiempo no se necesitaba permiso alguno del paciente o de sus familiares.
A los ocho días, el médico George Otto Gey sacó otra muestra del tumor y la guardó, y precisamente de esta muestra se originan las células HeLa, o genoma HeLa.
En 1973, algunos científicos se pusieron en contacto con los descendientes de Lacks para pedirles una muestra de sangre, y allí fue cuando se enteraron de que a Henrietta le habían extraído células y que las habían enviado a laboratorios de fama mundial para hacer investigaciones.
Las células HeLa fueron las primeras células humanas que se han podido cultivar de forma indefinida en un laboratorio, y constituyen el primer linaje celular exitoso cultivado in vitro. Son llamadas inmortales porque pueden dividirse ilimitadamente en un cultivo de laboratorio en condiciones idóneas; en términos un poco más científicos, mientras se dividen, estas células tienen una versión activa de la telomerasa que hace que se acorten gradualmente los telomeros involucrados en el envejecimiento y muerte de las células.
Es decir, de esta manera las células HeLa esquivan el límite de Hayflick –número limitado de divisiones celulares que la gran mayoría de las células normales pueden hacer antes de morir en el cultivo de laboratorio–. ¿La razón de esta inmortalidad celular? Aún la buscan.
La cuestión es que las células HeLa no mueren, al contrario, se han mantenido desde 1951, y al día de hoy los científicos han producido más de 30 toneladas de estas células tanto para investigaciones científicas como para tratamientos de diversas enfermedades, y hasta de infertilidad.
De hecho, el doctor Jonas Salk desarrolló una vacuna contra la poliomielitis a partir de HeLa, y han sido utilizadas para investigaciones sobre el cáncer, el sida, los efectos de la radiación y sustancias tóxicas y para el mapeo genético; pero también han servido para investigar la sensibilidad humana al pegamento, a la cinta adhesiva, a los cosméticos y a muchos otros productos.
En realidad, las células HeLa han permitido un avance impresionante en la biomedicina, y hasta la fecha se han elaborado más de 75.000 estudios sobre ellas.
Actualmente los descendientes no recibirán ningún pago pero sí podrán tener cierto control sobre qué científicos tendrán acceso al código genético de las células HeLa, y serán reconocidos en las publicaciones. Siendo que en los 50′ no se necesitaba permiso para extraer células de los cuerpos de los pacientes, y que básicamente son usadas para la investigación científica, los descendientes sólo piden reconocimiento y respeto. Jeri Lacks Whye, una nieta de Henrietta, declaró: “Nos entusiasma ser parte de la ciencia HeLa que está por venir”.
Quién sabe si estas células también ayudarán a dar con la clave de una vida mucho más longeva. En todo caso, lee nuestro artículo de la científica que alteró sus genes para rejuvenecer, ¡increíble!