No podemos asegurar al 100% que el protagonista de este artículo fuera la persona más tímida de la historia, pero si hubiera un ranking mundial de timidez seguro que Henry Cavendish estaría en el TOP 10. Henry Cavendish fue un físico y químico británico que vivió de 1731 a 1810. Pese a ser un investigador brillante pocos de sus descubrimientos vieron la luz a causa de su timidez, no fue hasta después de su muerte cuando se pudo acceder a muchas de sus investigaciones.
Henry Cavendish, la timidez personificada
Ya se sabe que entre los científicos existe un gran porcentaje de personas raras, tímidas, excéntricas y de curiosos hábitos o comportamientos. Henry Cavendish no era una excepción, su timidez no pasó desapercibida y a su alrededor se escribió toda una leyenda de excentricidades.
Se dice que el origen de dicha timidez provenía de su ligero tartamudeo y de su voz aguda y chillona. Cavendish rehuía de hablar con otras personas y mucho menos de hablar en público y más si había mujeres de por medio. Cómo tenía una gran fortuna heredada de su familia, Henry Cavendish contaba con personas de servicio que se encargaban del mantenimiento del hogar. Este científico era incapaz de comunicarse directamente con su servidumbre, por ello estableció un sistema de notas escritas a través de las cuales pedía todas las tareas que necesitaba que fueran realizadas o los platos de comida que quería tomar cada semana.
Para poder mantener su aislamiento, hizo construir una entrada exclusiva en su casa por la que solo podía entrar él. Además se dice que si se cruzaba por la casa con una de sus sirvientas, era capaz de despedirlas dado el estrés que las mujeres podían llegar a provocarle.
Cuenta la historia que en una ocasión Cavendish abrió la puerta de su casa y fue sorprendido por un científico admirador que había venido desde Austria para conocerlo. Este admirador comenzó a lanzarle cumplidos a Cavendish, cada uno de estos cumplidos le ponía más nervioso hasta que salió corriendo hacia la calle dejando la puerta de su casa abierta y a su admirador hablándole a la nada. Sus personas más allegadas tardaron varias horas en convencer a Cavendish para que volviera a su casa.
El abogado Henry Brougham, (Qué más tarde sería Lord Canciller), dijo a propósito de la timidez de Henry Cavendish:
«Probablemente, Cavendish dijo menos palabras en toda su vida que cualquiera que hubiera vivido cuatro veces menos, sin exceptuar a los monjes trapenses.»
Otras curiosidades de Henry Cavendish
Otra de las curiosidades que rodea a este tímido científico era la manera de medir la potencia de las corrientes eléctricas. En sus experimentos y a falta de instrumental que midiera la potencia de estas corrientes, usaba su propio cuerpo para medirlas. ¿Y cómo lo hacía? Muy fácil, según el dolor calculaba la intensidad de estas corrientes. Fueron muchas las descargas que recibió a lo largo de su vida pero no obstante llegó a vivir ochenta años. ¿Serán las descargas eléctricas una forma de vivir más tiempo? Nosotros por si acaso no lo queremos probar.
Uno de los pocos contactos humanos que tenía Cavendish era con la Sociedad Lunar de Birmingham, un grupo de amigos científicos que se reunían todas las noches de luna llena y que se auto-denominaban «los lunáticos».