Cuando la imprenta hizo su debut en Europa en el siglo XV, a los manuscritos escritos a mano les sucedió lo que a las cintas con la aparición de los reproductores de CD: Quedaron desfasados ante la modernidad de la nueva tecnología. ¿Y qué hicieron con esos manuscritos? Hoy los valoramos mucho, pero en ese momento podrás comprobar que no tanto.
Lo que ocultan muchos libros antiguos en su lomo
Ante la llegada de la revolucionaria imprenta muchos procesos cambiaron, especialmente para los encuardenadores. Pronto, algunos de ellos hicieron gala de un pragmatismo atroz: cortaron manuscritos escritos a mano -textos muy, muy antiguos en algunos casos- y utilizaron el papel para reforzar los lomos y las cubiertas de los nuevos y modernos libros impresos. Un auténtico asesinato, al menos desde la perspectiva de nuestro tiempo.
Esta práctica ha puesto investigadores, que no desean hacer lo que los encuardenadores de siglos atrás con su afán de destrozar libros, en un aprieto: Para conseguir los valiosos fragmentos incorporados en estos primeros libros modernos tenían que mutilarlos. No obstante, de acuerdo con The Guardian, una nueva tecnología está permitiendo a los investigadores dar un vistazo a los fragmentos manuscritos sin tener que dañar los libros impresos. ¡Una gran noticia!
Con el uso de rayos X en espectrometría de fluorescencia (MA-XRF), los investigadores holandeses son capaces de escanear los lomos y ver los manuscritos escondidos debajo. Erik Kwakkel, un historiador del libro en la Universidad de Leiden en los Países Bajos, asegura que uno de cada cinco primeros libros modernos contienen fragmentos de los viejos. «Es realmente como un tesoro, es muy emocionante» – asegura.
Kwakkel escribe en su blog que se le ocurrió la idea de escanear los lomos cuando se preguntó si la tecnología podría cambiar radicalmente su campo de estudio. Escribió un ensayo que sugiere que el acceso a la «biblioteca medieval oculta» en los lomos de los libros podría revelar miles de nuevos fragmentos de texto.
Entonces, recordó que un colega, Joris Dik de la Universidad de Tecnología de Delft, estaba haciendo algo similar con pinturas. Dik utiliza MA-XRF para mirar debajo de las capas de un autorretrato de Rembrandt para ver la versión anterior por debajo de la pintura. Kwakkel y Dik trajeron la máquina MA-XRF a la Universidad de Leiden y comenzaron a experimentar con los libros. Después de algunos ajustes, se encontraron con que la tecnología producía imágenes legibles de los fragmentos manuscritos, iluminando el hierro, el cobre y el zinc que se utilizaba en la tinta medieval.
Como parte del experimento, el equipo escaneó de 20 libros. De acuerdo con un comunicado de prensa, sus descubrimientos incluyen fragmentos de un manuscrito de principios del siglo XII. ¡Fascinante! Además, los rayos X también fueron capaces de separar los textos que habían sido pegados unos sobre otros.
«Cada biblioteca tiene miles de estos lomos, en especial las colecciones más grandes. Si vamos a la Biblioteca Británica o la Bodleian en Oxford, podremos encontrar miles de ellos» – aseguró un entusiasmado Kwakkel. «Así que se pueden ver cómo la suma de un enorme potencial».
Puede tomar un tiempo antes de que la biblioteca oculta se revele plenamente. El método actual es muy lento, teniendo un máximo de 24 horas para escanear la columna vertebral de un libro. Los investigadores esperan que los avances en la tecnología de rayos X pronto ayuden a acelerar el proceso.
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