A lo largo de la Primera Guerra Mundial, el ejército británico se sorprendió por el alto porcentaje de oficiales británicos que resultaron abatidos por francotiradores. No consiguieron encontrar explicación a este hecho hasta que confesó uno de los francotiradores alemanes que habían sido capturados. Este prisionero comentó que simplemente que disparaban a todos los soldados que tenían bigote. Y es que los oficiales británicos solían llevar casi todos un gran mostacho porque era la moda de aquella época.
Claro ejemplo de cómo las modas pueden ser peligrosas…