Durante los siglos XVII y XVIII se intensificó en toda Europa la caza de brujas. Detrás de cualquier enfermedad o suceso desgraciado se buscaba la sombra de un poder sobrenatural. Mujeres y hombres acusados de brujería fueron víctimas de esa persecución fruto de la ignorancia. Muchos murieron en la horca o en hogueras habilitadas para ajusticiarlos y a la vez que se purificar su espíritu con fuego. Del miedo irracional a la brujería y a sus consecuencias surgieron curiosos amuletos para alejar su influencia. Entre ellos las Botellas o las enigmáticas Bolas de Bruja talismanes contra la hechicería.
Las enigmáticas Bolas de Bruja talismanes contra la hechicería
Las bolas de bruja se utilizaron especialmente en Inglaterra durante los siglos XVII y XVIII. De allí se exportó la costumbre a las colonias inglesas en América. Las esferas se colgaban de las ventanas de las casas, se colocaban sobre un vaso o se suspendían en vigas en habitaciones o pasillos. Su finalidad era proteger la casa de las malas artes de brujas y brujos.
Su aspecto es similar a la de una bola de navidad aunque están hechas de cristal. El origen de este amuleto se encuentra en las esferas de vidrio que se ataban a las redes de pesca para que éstas flotaran. Igual que en la «prueba del agua», a la que con frecuencia se sometía a las posibles brujas, las bolas flotaban en el agua. Si la persona era una bruja, sometida a la prueba, no se hundía en el agua y como la bola tampoco, se creía que tenía poder contra la magia dañina. Por ese motivo se tomaron como un talismán para combatir los hechizos y las maldiciones. Los primeros en utilizarlas fueron los marineros que empezaron a colgar las bolas de las redes de pesca en sus casas como protección.
Más adelante las bolas se fabricaron con cristal fino y era importante que contuvieran dentro unos filamentos. Estos hilos de cristal son los que acababan con los hechizos y maldiciones que, atraídos por las esferas de colores, quedaban clavados en su interior. En algunos casos las bolas se rellenaban con agua bendita o con sal y romper una de ellas se consideraba un mal augurio. Su tamaño era muy variable, existiendo ejemplares de hasta 18 cm. de diámetro. Los colores más utilizados eran el verde y el azul.
Los historiadores creen que las bolas de cristal en las que las brujas leen el futuro pueden tener su origen en estas «bolas de bruja», aunque las utilizadas para adivinación no tienen filamentos en su interior.
Actualmente en muchos lugares de Norteamérica se ha convertido en una tradición colgar esas coloridas esferas en las ventanas de las casas. Si te ha interesado conocer esta curiosa costumbre, quizá quieras leer el artículo: Los misteriosos Zapatos antiguos escondidos en los cimientos de edificios ¿Por qué? .