¿Alguna vez has escuchado la palabra iridología, o iridiología? Es una práctica de la medicina alternativa que estudia el iris para señalar posibles afecciones en el organismo. ¿Es válida la iridología? En Supercurioso te planteamos el asunto para que seas tú quien al final decida si vale la pena acudir a un iridólogo.
¿Te someterías a una iridología? ¿Sabes qué es?
Según los expertos en esta rama, el iris tiene patrones, colores y características susceptibles de examinarse, y que dan información sobre problemas generales de salud, y es importante enfatizar lo de general.
Para saber si una persona está o no sana, utilizan los mapas del iris, que dividen el iris humano en zonas que se corresponden a partes específicas del cuerpo. En consecuencia, el ojo es una suerte de ventana, de representación en miniatura de lo que ocurre en el organismo.
Para los iridólogos, es posible distinguir órganos y sistemas sanos de los que se encuentran enfermos (ellos dicen “hiperactivados, inflamados o afligidos”), para así establecer ciertas tendencias de los pacientes a sufrir determinadas enfermedades, e incluso poder decir qué padecieron antes o tendrán en el futuro.
La teoría dice que el iris está compuesto de innumerables terminaciones nerviosas conectadas a todos los tejidos del cuerpo, a través del cerebro y el sistema nervioso. Cuando hay lesiones de algún tipo, en cualquier parte del cuerpo, éstas se manifiestan en el iris, pues las fibras nerviosas responden de forma específica y fisiológicamente a las condiciones de los tejidos y órganos, y así el iridólogo puede advertir variaciones de color o determinadas “marcas” (rayitas, o cosas similares).
A través del iris, y de la iridología –que es el examen exhaustivo del iris mediante un iridoscopio–, el experto puede notar los niveles de salud de un organismo, su constitución corporal, lesiones de tejidos y órganos, e incluso si hay niveles de acumulación tóxica, o desequilibrios químicos y nutricionales.
Por supuesto que no da diagnósticos de enfermedades específicas, ni puede saber si hay parásitos, o gérmenes, o cálculos biliares, o si una mujer está embarazada. Sus seguidores demuestran una gran confianza en esta técnica preventiva para anticipar posibles dolencias.
Sin embargo, todo hay que decirlo. En 1979, uno de los iridólogos norteamericanos más conocidos, Bernard Jensen, y dos colegas más, accedieron a demostrar la “ciencia” de la iridología. Debían examinar fotografías de los iris de 143 pacientes y determinar cuáles de ellos tenían un trastorno renal (48 de ellos habían sido diagnosticados de insuficiencia en los riñones).
Luego de la observación fotográfica, ni Jensen ni los otros dos colegas pudieron detectar cuáles pacientes estaban sanos y cuáles enfermos, y no sólo eso, se equivocaron al señalar a pacientes sanos como enfermos.
La ciencia, muy crítica respecto a la iridología, la trata de pseudociencia, pues no ha conseguido evidencia científica que avale la exactitud de los diagnósticos. Sin embargo, hay miles de centros de iridología, a lo largo y ancho del planeta, que se dedican a esta disciplina, y los usuarios se cuentan de a millones.
Por eso te preguntamos, ¿te someterías a una iridología? Si te interesan estos temas, entonces te gustará conocer la acupuntura, o la reflexología.