Hoy quisiera compartir con vosotros, curiosos lectores, la sorprendente historia de un paciente de cáncer que decide combatir la enfermedad siguiendo una rigurosa dieta vegana. ¿Qué le impulsa a tomar esta “imprudente” decisión? ¿Qué resultados obtiene? ¿En qué consiste esta extraordinaria dieta que usó para combatir el cáncer? Son los puntos que analizaremos a continuación.
¿Una dieta para combatir el cáncer?
El enfermo del que os hablo se llama Antonio y es originario de Calabria, una región al sur de Italia con una rica tradición culinaria tanto en carne como en pescado, pues a este señor se le diagnostica una metástasis en el cerebro en el año 2011, después de haber combatido duramente para superar otros dos tumores de pulmón. Para comenzar esta nueva batalla, los médicos proponen unas sesiones de radioterapia para reducir el volumen del tumor y el edema que lo rodea.
Tres meses más tarde hacen un control y aunque el resultado es positivo, el tumor no ha desaparecido, por lo que le sugieren un ciclo de quimioterapia. A lo que Antonio, cansado de tratamientos fuertes y agresivos, se niega por no encontrarse con fuerzas de soportarlo. Y es comprensible después de tanta lucha. Su familia, en cambio, no acepta esta arriesgada decisión de abandonarse a su suerte y deciden intervenir, buscando soluciones alternativas, ya que Antonio se niega rotundamente a someterse a la quimioterapia.
De esta forman entran en contacto con el WCRF y sobre todo con el The China Study, la «Biblia» vegana, del biólogo Colin Campbell, el cual sostiene que la alimentación está estrechamente relacionada con algunas enfermedades como la diabetes o el cáncer, ya que éstas para su desarrollo necesitan de un nutrimento y que eliminándolo, teóricamente podemos cortar su crecimiento e incluso curarlas por completo. Pero, ¿cómo? Con una alimentación estrictamente vegana (100% vegetal), eso sí personalizada, que consta de una primera fase de «desintoxicación» en la que el paciente se alimenta únicamente de zumos de verduras de hojas grandes, verdes, preferiblemente amarga y agua alcalina durante tres meses. Pasado este tiempo, se pasa a una fase de «mantenimiento», mucho más permisiva, en la que se incluye un 30% de verduras cocinadas y frutas.
Nuestro paciente, animado por su familia, decide seguir este programa vegano que tras concluir la primera fase e ir a revisión, descubre con sorpresa que el tumor ha desaparecido. Pero, ¿podemos realmente atribuirle la victoria a la dieta vegana? O ¿ha sido el ciclo de radioterapia recibido previamente? Que haya podido beneficiar en su recuperación es indudable, aunque hay que tener en cuenta que la radioterapia ejerce efecto sobre las células, de igual forma cuando se está recibiendo la terapia como después del tratamiento, incluso durante meses. Por lo que atribuirle todo el mérito a la dieta sería absurdo, aunque Antonio tiene una opinión bien distinta, él cree que la dieta vegana le ha salvado la vida y a día de hoy continua siendo vegano.
En cualquier caso, confiemos siempre en los médicos especialistas y dejemos que sean ellos los que nos aconsejen antes de tomar decisiones sin consultar, que puedan afectar seriamente a nuestra salud. Comparte con tus amigos este post y escribidnos vuestras opiniones.
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