Nuestra voz refleja datos sobre nuestra personalidad, nuestro estado de ánimo y nuestra salud. Nuestros interlocutores infieren muchas cosas del tono o la musicalidad. Conozcamos 5 cosas que tu voz «dice» de ti.
5 cosas que tu voz «dice» de ti
1. Si estás enamorado en una relación reciente. Nuestro tono de voz cambia cuando estamos enamorados y nuestra relación tiene menos de un año. En un estudio del Albright College, de Pensilvania, a los voluntarios se les presentaron varias conversaciones telefónicas para que identificaran quienes tenían una relación de amistad y quienes de pareja reciente. Todos lo identificaron claramente. Al parecer las mujeres bajan el tono y los hombres lo elevan.
2. Si tienes un tono bajo, parecerás más fiable y tendrás más poder. Los tonos más graves parecen ser casi una garantía de éxito. Según un estudio de la Universidad de Duke, los directivos con el tono de voz más grave tenían mejores puestos y ganaban más dinero que los de tonos más altos. En el ámbito político resultaban más fiables los candidatos con los tonos más graves, sin importar el sexo.
3. Si estás ovulando. Aunque parezca increíble, un estudio de la UCLA, evidenció que cuando una mujer en edad fértil está ovulando su voz se agudiza. Cuando no se está en un período fértil el tono baja. Creen que es un fenómeno relacionado con la evolución. En principio los varones encuentran más atractivos los tonos altos de voz que corresponden a juventud, feminidad, y por tanto hormonas y fecundidad.
4. Tu altura. Un estudio realizado por la Universidad de Washington, en colaboración con otras universidades, para comprobar si por la voz era posible saber la altura de las personas, dio como resultado un acierto del 62%. Al parecer esto se debe a que inconscientemente reconocemos un sonido llamado «resonancia sub-glótica» que se modifica según la altura del individuo. Es el sonido que se produce en las vías respiratorias inferiores de los pulmones y es más profundo si el sujeto es más alto.
5. Inseguridad. Especialmente en las mujeres, los interlocutores perciben como inseguridad el hecho de que se eleve el tono de la voz al final de las frases. Denota una falta de confianza en lo que se está diciendo y en sí mismo. Este «tic», que según los expertos puede obstaculizar un ascenso profesional, sin embargo, se puede subsanar. Se trata simplemente de practicar el acabar las frases bajando el tono en lugar de subiéndolo. A la larga se convierte en un hábito que puede resultarnos beneficioso en nuestras relaciones sociales.
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