Desde lo alto de la mayoría de las catedrales europeas unos seres fantásticos y terroríficos nos observan. Son enormes y aterradoras criaturas de piedra, que desde las alturas vigilan el silencio de las grandes ciudades. Si alguna vez has visitado o visto en imágenes la imponente catedral parisina de Notre Dame, quizás puedas deducir que te hablaremos de qué son las gárgolas. Con expresiones siniestras y una funcionalidad muy definida, estas figuras mitológicas llegaron a las iglesias durante el siglo XII. Se afianzaron en el gótico y fueron desapareciendo con el barroco. El cine las ha tomado como personajes reiterativos del misterio, y basta con ver a una de ellas de cerca para entender por qué. Hoy en Supercurioso nos animamos a viajar en el tiempo y sumergirnos en los más originales estilos arquitectónicos del pasado para contarte qué significan las gárgolas. ¡Acompáñanos!
¿Qué son las gárgolas?
Al hablar de qué significan las gárgolas nos encontramos con unas peculiares figuras que están a medio camino entre lo fantástico y lo aterrador. Cuenta la leyenda que estos guardianes de piedra pueden cobrar vida en determinadas noches sin luna, las más oscuras, para volver al silencio de sus alturas justo al amanecer, justo cuando la primera luz de la mañana devuelve a sus cuerpos la dureza de la roca. Pero si nos vamos a lo concreto, la respuesta a qué son las gárgolas es bastante menos mística. En sentido estricto, se trata de un canalón, cuya utilidad es la de desaguar un tejado, pero que tiene la forma de una figura grotesca.
Las gárgolas suelen sobresalir bastante de los edificios, ya que su función es alejar el chorro del agua que recogen de las cubiertas lo más posible del edificio en el que están ubicadas. Así se evita que la mampostería y el mortero de las paredes quede dañado por la acción del agua.
El origen de las gárgolas
Cuando profundizamos en qué son las gárgolas nos encontramos que, aunque se popularizaron en las iglesias, catedrales y edificios de toda Europa durante la Edad Media, parecen ser un invento bastante anterior. Los egipcios, los griegos y los romanos ya las utilizaban, aunque solían limitarse a la figura de un león u otro animal. El origen del nombre parece provenir del latín «gurgulio» (hacer gárgaras) o de la palabra francesa «gargouiller» que significa producir un ruido semejante al de un líquido en un tubo. A veces se confunden las gárgolas con las quimeras. Estas son figuras bastante parecidas y adosadas a los edificios, pero que no tienen ninguna función práctica, sino únicamente ornamental.
Sobre el origen del nombre de estas esculturas-desagües existe una leyenda francesa que narra de manera encantadora qué son las gárgolas y la justificación de su presencia en las iglesias. En ella se explica que San Romain, obispo de Rouen, tuvo que enfrentarse a un monstruo que rondaba la ciudad y al que llamaban «Gargouille». Era un dragón alado, de cuello largo y que exhalaba fuego por la boca. San Romain consiguió vencer a la criatura con la única ayuda de un crucifijo y un hombre condenado por la justicia. El monstruo fue incinerado en Rouen, pero su cabeza y cuello no se quemaban, ya que eran de un material templado para que pudiera resistir el fuego que salía de su garganta. El cuello y la cabeza se montaron entonces en la pared de una iglesia que se estaba construyendo para que la protegiera y ahuyentara los malos espíritus.
En esta leyenda encontramos el motivo de que sean imágenes terroríficas. Desde principios de la Edad Media, con la expansión de la Iglesia Católica, se vio la necesidad de adoctrinar a un pueblo que era en general analfabeto. Las gárgolas de las catedrales y otros edificios religiosos, que representaban a seres legendarios como los dragones, recordaban a los laicos que necesitaban la protección de la Iglesia que tenía el poder de expulsar el mal de sus dominios. A la vez, en relación con qué significan las gárgolas, se consideraba que sus imágenes terroríficas ahuyentaban a los malos espíritus que intentaban entrar en la iglesia.
1. Su evolución en el tiempo
Como te comentábamos al inicio de nuestro artículo sobre qué son las gárgolas, estas curiosas y en su mayoría aterradoras criaturas han tenido una evolución notable a lo largo de la historia. Desde los lejanos leones que se usaban en Egipto, hasta los peculiares demonios góticos de las catedrales europeas. Habitualmente las Gárgolas aparecen en los altos de las catedrales en grupo, nunca hay una sola. Sus rostros siempre lucen amenazantes y de sus bocas escupen el agua que expulsan de las estructuras.
Ahora bien, con la llegada del Barroco, los matices de qué significan las gárgolas sufrieron una evolución. Sus rostros, notablemente malévolos entre los siglos XIII al XV, se fueron suavizando. No perdieron el tono siniestro de sus facciones, pero se caricaturizaron un poco, acentuando su aspecto grotesco. De esa forma permanecieron no solo en las iglesias y catedrales, sino también en los techos de edificios seculares y casas privadas.
El punto final en la historia de qué son las gárgolas llegó a principios del siglos XVIII. Fue justo esa la época en la que en la mayoría de los edificios empezaron a utilizarse bajantes para desaguar los canalones. En Londres, por ejemplo, en 1724, fue obligatoria la construcción de bajantes en las nuevas edificaciones y poco a poco fueron desapareciendo. Hoy en día los arquitectos las incorporan como elementos decorativos.
2. Las gárgolas de Notre Dame
Como dato curioso en la historia de qué son las gárgolas, te contamos que las más épicas de las que se tiene conocimiento, las ubicadas en la Catedral de Notre Dame, no forman parte de su construcción original, que finalizó en 1345. No fue sino hasta mediados del siglo XIX cuando fueron agregadas en medio de un proyecto de restauración llevado a cabo por los arquitectos Eugène Viollet-le-Duc y Jean-Baptiste Lassus. El artista Victor Joseph Pyanet, cuyo reconocimiento histórico es bastante moderado, fue el creador de estas figuras que se han convertido en ícono y leyenda de París.
Si vamos a los diferentes matices de qué significan las gárgolas, nos encontramos con un simbolismo bastante especial, y es que muchos dicen que deben su presencia en la portentosa iglesia al novelista Víctor Hugo, que con su obra Nuestra Señora de París, publicada en 1831, y en la que narra, entre otras cosas, la entrañable amistad entre el Jorobado de Notre Dame y las gárgolas, empezó a suscitarse un renovado interés del pueblo parisino por su patrimonio histórico. Si te interesa profundizar en este tema, no te pierdas este artículo en el que se revelan los más alucinantes misterios de las gárgolas de Notre Dame.